Con o sin ballotage, el 25 de octubre se eligen 130 diputados y 24 senadores. ¿Cómo quedará el Parlamento si se repiten los resultados de las PASO?
A partir del 10 de diciembre, el Frente para la Victoria (FpV) gozaría de una mayoría muy holgada en el Senado y quedaría cerca de los dos tercios. En la Cámara de Diputados, en cambio, ninguna fuerza alcanzaría el quórum propio.
Ese sería el balance de fuerzas en el Congreso si el próximo domingo se repiten los resultados de las elecciones primarias de agosto. La razón por la que el FpV perdería su mayoría en Diputados pero la aumentaría en el Senado es porque en la primera arriesga las bancas que ganó en la elección de 2011, con el aplastante 54% de Cristina Kirchner, mientras que en la segunda, pone en juego los escaños conseguidos en 2009, cuando perdieron.
El mayor interrogante que se abre en el Congreso es sobre el rol que jugará La Cámpora, que tendría una presencia muy marcada en la Cámara de Diputados. Aunque las expectativas en torno a la postura de esa rama «cristinista» del oficialismo tienen más que ver con un posible triunfo de Daniel Scioli, que de Mauricio Macri o Sergio Massa, dada la tensión que empezó a sentirse en las últimas semanas entre sciolistas y kirchneristas.
El Senado: peronismo al palo
Ocho provincias elegirán senadores nacionales: Catamarca, Córdoba, Corrientes, Chubut, La Pampa,
Mendoza, Santa Fe y Tucumán renovarán tres bancas cada una y hasta el momento el saldo es muy favorable para el oficialismo.
El bloque que hasta ahora preside Miguel Ángel Pichetto pone en juego cinco bancas propias y tres de sus aliados, pero lograría incorporar once senadores. Así, el FpV quedaría con 38 propios (uno más de lo que se necesitan para alcanzar el quórum), que se estirarían a 41 con los aliados.
De esta forma, le bastaría con granjearse el apoyo de 7 senadores más para llegar a los dos tercios (48). Este es el número con el que se puede, por ejemplo, aprobar jueces para la Corte.
Dentro del bloque del FpV habrá un grupo de, al menos, cuatro senadores de la línea «cristinista». Son los que contarían con uno de los suyos en la Presidencia de la Cámara, en caso de que gane la fórmula Scioli-Zannini.
La UCR pone en juego nueve de sus 13 bancas pero retendría apenas seis lugares, lo que dejaría al radicalismo con un bloque de 10 senadores.
El PRO, en cambio, no arriesga ninguno de sus tres escaños y sumaría uno por Córdoba. Pero se da un caso curioso: Carlos Reutemann, senador peronista, busca su reelección de la mano de Mauricio Macri pero casi nadie espera que, en caso de ganar, integren el bloque del PRO si el nuevo Presidente resulta ser Scioli.
Las mismas especulaciones caen sobre el resto de los peronistas opositores de la Cámara alta, reunidos en la bancada que comanda Adolfo Rodríguez Saá. Es que nadie en el Senado descarta la posibilidad de que los legisladores de ese sector se acerquen al bloque oficialista el Gobierno queda en manos de un «compañero».
Además, el gobernador de Chubut, Martín Buzzi, ganaría las dos bancas de mayoría y la restante le quedaría al dasnevismo, al tiempo que el delasotismo de Córdoba metería otros dos senadores, todas incorporaciones susceptibles de ser sumadas a un oficialismo sciolista.
La Cámara de Diputados: sin mayorías y con La Cámpora muy presente
Al otro lado del Salón de Pasos Perdidos, la correlación de fuerzas sería mucho más pareja. De acuerdo a los resultados que arrojaron las primarias de agosto, ningún bloque alcanzaría el quórum por sí solo. Es decir que, en principio, serán necesarios los acuerdos para poder sesionar.
El 25 de octubre, el FpV pone en juego 77 bancas de su bloque de 119. Es el que más arriesga. De esas 77, apenas lograría retener 58, lo que dejaría a esta bancada en condición de primera minoría, con 100 miembros. Con los aliados del Frente Cívico por Santiago, que mantendrían sus siete bancas actuales, y del bloque Solidario SI, reducido únicamente a Carlos Heller, el FpV contaría con 108 diputados, muy lejos aún del quórum de 129 al que, incluso hoy, le cuesta llegar.
A diferencia de lo que ocurre en el Senado, La Cámpora tendrá una presencia de peso en el bloque del FpV. La agrupación que lidera Máximo Kirchner (quien estará presente, como diputado por Santa Cruz) contará con una veintena de escaños.
En ese escenario, la UCR se convertiría en la segunda minoría, dado que pone en juego 13 de sus 36 bancas pero sumaría 18. Así, el radicalismo quedaría con un bloque de 41 diputados, más los tres aliados del Frente Cívico y Social Catamarqueño.
Le seguiría el PRO, que por las vueltas de la democracia y los resultados electorales de los últimos años se convirtió en el bloque con mayores perspectivas de crecimiento, dado que arriesga apenas cinco de sus 18 bancas y tiene chances de sumar 22. La bancada macrista quedaría con 35 diputados.
El Frente Renovador pone en juego seis escaños de los 17 que tiene y ganaría, si se repiten los resultados de agosto, unas 12 bancas, lo que lo dejaría con 23 diputados. No obstante, abundan las especulaciones acerca de posibles saltos de hacia el FpV si Scioli llega a la Presidencia.Después de todo, los massistas empezaron a pasarse al sciolismo incluso antes de las PASO.
En tanto, Compromiso Federal (que responde a Rodríguez Saá) quedaría con cuatro integrantes, mientras que Unión por Córdoba ascendería a siete, y dado que todos ellos son peronistas tienen encima la misma incógnita que el Frente Renovador, o que los senadores chubutenses y cordobeses.
La Coalición Cívica-ARI quedará con un bloque de cinco diputados, Suma +, de Martín Lousteau, tendría dos integrantes y el GEN de Margarita Stolbizer sumaría tres integrantes, mientras que el socialismo quedaría con cuatro, al igual el Frente de Izquierda y los Trabajadores.
Nada está dicho. Esto es una proyección en base a los resultados que los partidos en competencia obtuvieron en el turno de agosto. Pero aún si se repitieran esos guarismos, se debe tener en cuenta que el Parlamento no es un lugar estático. El cambio de etapa que supone la llegada de nuevo gobierno (cualquiera sea el ganador) siempre viene acompañado de realineamientos dentro del Congreso.
La única certeza es que para el Congreso no hay ballotage.