“Lo que debas hacer, hazlo rápido” parafraseó aquella noche el senador Miguel Ángel Pichetto al entonces vicepresidente Julio Cobos en la recordada votación en el Congreso de la Resolución 125°. Aquella afirmación encerraba cierta sabiduría para los tiempos que corren en la Argentina, donde los 77 días que separan los comicios generales de las primarias parecían una eternidad.
Ante la aguda inconsistencia que comenzaba a mostrar el programa financiero anunciado para 2019, donde sencillamente -y tras los magros resultados de las últimas licitaciones- los dólares no alcanzaban para todos, el flamante ministro de economía, Hernán Lacunza, anunció medidas que apuntan a despejar la incertidumbre de corto y mediano plazo.
Lo que terminó de implosionar esta tarde es un programa económico que apostó todas sus fichas a “volver al mundo”, propiciando una integración financiera desbalanceada que nos deja -paradójicamente- aislados del mundo y al borde del default.
La Argentina se transformó desde hace algún tiempo en un gran juego de la silla donde inversores bailaban al ritmo de encuestas electorales y suculentos retornos mientras que al final del día no habría lugar para que todos ganen.
Los anuncios de esta tarde pretendieron atacar lo urgente: la sangría diaria de reservas que venía experimentando el Banco Central (tan sólo hoy vendió 367 millones), evitando que la crisis de iliquidez se expanda y nos lleve rápidamente a la insolvencia.
No en vano el mayor énfasis de las medidas anunciadas estuvo puesto en deuda de más corto plazo que tiene el Estado Nacional, letes y lecaps, donde se estableció una postergación en la fecha de pago que va de los 3 a los 6 meses y que excluye a las personas físicas, quienes en principio no se verán afectadas.
En cuanto al resto de la deuda pública, el anuncio ha sido más ambiguo en sus alcances, ya que se informó el envío de un proyecto de ley para el tratamiento de aquellos títulos bajo jurisdicción local y el inicio de las acciones para lograr la conformidad de aquellos tenedores de títulos emitidos bajo ley extranjera.
Finalmente, se anunció la voluntad de rediscutir los vencimientos con el Fondo Monetario Internacional, a fin de extender los plazos de repago de los más de 50.000 millones de dólares del préstamo stand by otorgado el año pasado.
En todos los casos, se destacó que las propuestas no representan una quita de capital ni intereses, y que su aceptación es de carácter voluntaria.
Tanto el BCRA como el FMI emitieron sendos comunicados ponderando la decisión y destacando que la prioridad de la economía argentina es lograr una estabilidad en el plano cambiario e inflacionario.
Sin embargo, la noticia no fue bien recibida en Wall Street, donde interpretan el anuncio del Gobierno como un “default selectivo”. En la negociación bursátil tras el cierre, las acciones de bancos argentinos llegaban a caer hasta un 8%.
¿Qué podemos esperar para los próximos días? En lo inmediato, el Gobierno parece haber reconocido la urgencia de la situación y ha tomado medidas que interpreta conducentes para apaciguar las aguas cambiarias.
En el mediano plazo, quedan muchos interrogantes: ¿el envío de un proyecto de ley es un ardid o busca legitimar verdaderamente la decisión que se adopte? ¿Cuáles serán las condiciones financieras de esta extensión de plazos, más precisamente, a que tasa aceptarán la propuesta nuestros acreedores?
Más allá que los funcionarios de economía remarcaron en su conferencia de prensa la holgura que estas medidas otorgarían al programa financiero de este año, los mercados financieros tienen la característica de anticiparse, y si las medidas anunciadas son entendidas como una “sábana corta”, la turbulencia persistirá.