El Gobierno y la dictadura: ¿polémica polarizadora o errores comunicacionales?

Por: Border Redacción Remota

Los analistas consultados coinciden en que el macrismo no saca ningún beneficio cuando se vuelve a debatir sobre el tema. Refuerza a un sector que ya lo apoya, pero no logra captar nuevos votantes. La lógica duranbarbista de no cambiar la mentalidad de la gente. Y el efecto negativo de las idas y vueltas del Gobierno.

 

Que los derechos humanos fueron “un curro”, que la cantidad de desaparecidos no es la cantidad de desaparecidos, que en palabras de Mauricio Macri hubo una “guerra sucia”, que el feriado del 24 de marzo se mueve, o al final no. Y que el director de la Aduana desmiente que haya habido un plan sistemático. ¿Hay una estrategia detrás de esta secuencia macrista o son errores comunicacionales? ¿Le sirve para seguir polarizando con el kirchnerismo?

Gómez Centurión, en el programa Debo Decir, de América, donde negó que hubiera un plan sistemático.
Gómez Centurión, en el programa Debo Decir, de América, donde negó que hubiera un plan sistemático.

Los analistas consultados por BORDER coinciden en que son errores, ya que no hay ganancia posible para el gobierno de Macri. A lo sumo ayuda a reforzar a un sector que ya lo apoya. Pero es minoritario. Una fuente del macrismo coincide: “El duranbarbismo no busca cambiar la mentalidad de la gente, sino operar sobre lo que la gente toma como verdades para construir legitimidades”. Y el tema dictadura puede seguir dividiendo aguas, pero la mayoría ya tiene como verdad que fue algo negativo.

Carlos Fara.
Carlos Fara.

En esa línea argumenta el sociólogo Carlos Fara. “La mayoría social repudia todo lo relativo al golpe y la represión”, aseguró, explicando porqué, en su opinión, la polarización con el kirchnerismo no le sirve al macrismo en esta materia. “Vos podés polarizar sobre los inmigrantes, no sobre la dictadura”, resumió.
¿Pierde imagen entonces el Gobierno? Tampoco está claro. “La verdad es que el tema de los derechos humanos sólo predomina en los segmentos de nivel medio y medio alto. Y si tiene un impacto es en el segmento que nunca va a votar al PRO”, argumenta Celia Kleiman, de la consultora Polldata. El interrogante queda puesto en aquellos que votaron a Macri en la segunda vuelta, pero no en la primera. Son los que estas cosas pueden ayudar a formar una imagen negativa, pero no son determinantes. “No logra cautivar a los sectores que no le son fieles. El voto duro ya lo tiene, el tema es cómo hace para atraer al resto”, sostiene Kleiman.

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Celia Kleiman, de Polldata
Celia Kleiman, de Polldata

Así lo analiza también Federico Aurelio, de Aresco: “No es uno de los principales factores de preocupación de la gente. Aunque puede quedar en el balance de gestión del Gobierno. Pero si lo hace va a quedar detrás de lo que más le preocupa a la gente que es la cuestión económica y la expectativa de que este año se recupere el poder adquisitivo”. “Las problemáticas que no son prioritarias pueden incidir si las prioritarias siguen preocupando y sin resolverse”, explicó, a la vez que ejemplificó que la política de derechos humanos del kirchnerismo empezó a ser destacada en las encuestas cuando lo económico pasaba un buen momento. Son temas que “afectan en un plano secundario”.
“Nadie decide su voto por una discusión histórica”, analiza una fuente macrista, minimizando el impacto del debate. Aunque reconoce que lo único que puede generar es reformular algún aspecto negativo que tiene la imagen del macrismo.

El encuestador Federico Aurelio.
El encuestador Federico Aurelio.

Para Luis Costa, de Quiddity, “es un tema muy político”. “La discusión deja las cosas más parecidas a lo que estaban antes”, analiza. A diferencia de Fara, Costa cree que refuerza la idea de la polarización: “Sirve en dos niveles, uno en el nivel masivo, ya que deja las identificaciones previas en el mismo lugar. Y después hay un juego interno del conflicto político. Creo que la decisión de mover el 24 de marzo tiene que ver con una provocación abierta del Gobierno”. “Es imposible que desconozca la reacción que iba a tener mover la fecha”, aseveró. Pero concluyó que es un juego “entre los especialistas de la lucha política” y que “el gran público se mantiene alejado”.

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Luis Costa, de Quiddity.
Luis Costa, de Quiddity.

¿Marcos Peña, siempre tan atento a la estrategia de comunicación, baja línea en materia de derechos humanos? En un gobierno que demostrò no temblarle el pulso para alinear el discurso, a fuerza incluso de echar ministros con demasiado vuelo propio, en estos temas, las reacciones no pasan de desmentidas o demarcaciones protocolares. Una fuente que participó de la comunicación PRO durante la campaña lo aclara: “No bajaba línea, no es un tema que el PRO haya empujado mucho. Particularmente porque no es un tema donde tengas mucho para ganar; es el pasado”.
Entonces, ¿por qué el tema derechos humanos aparece cotidianamente en la agenda mediática por culpa de declaraciones de dirigentes macristas o por decisiones del Gobierno? La declaraciones de Juan José Gómez Centurión, negando que haya existido un plan sistemático para desaparecer personas, volvió a despertar la polémica. La Secretaría de Derechos Humanos debió salir a aclarar que sus declaraciones no representan la filosofía del Gobierno. El propio titular de la Aduana se vio obligado a decir que hablaba a título personal. “No es Gómez Centurión. Es Macri”, tuiteó Cristina Kirchner, que no podía quedar afuera de la discusión. ¿Alguien pensó que esa era la reacción esperada? ¿Será que agitar el debate setentista mantiene la discusión política en un lugar cómodo para el Gobierno? Como si el uso de las banderas válidas que hizo el gobierno anterior en esa agenda, se contrapusiera con otra utilización, inversa, más cosmética, como opción a la herencia. Algunos que se niegan a pensar que tantos errores son casuales ven alguna idea afiebrada de Durán Barba detrás de algunos de los dislates macristas con la dictadura. ¿Les servirá que Hebe de Bonafini los salga a criticar? La teoría, delirante como pueda sonar, podría explicar la suceción de tropiezos con la misma piedra. Mover el 24 de marzo podría no haber sido un debate: este año cae viernes y durante los dos pròximos, en el fin de semana. ¿El intento de moverlo era capitalizable polìticamente de alguna manera? Nadie se anima a decirlo. Tal vez fue un intento de desarmar la estructura de un relato anterior. Tal vez el Gobierno quiso hacer algo para desmarcarse de los tiempos K. Probablemente fue el macrismo, actuando como un elefante en un bazar que no le es cómodo. 

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El hombre fuerte de la Aduanas, que debió dejar su cargo preventivamente por una difusa denuncia de corrupciòn, sigue en su cargo tras sus dichos de tono antidemocrático y a pesar de las críticas de todo el arco aliado, del radicalismo a la Coalición Cívica. “Lo de Gómez Centurión creo que se le escapó, no veo nada planificado. Y lo del feriado es torpeza”, analiza Fara. “Me parece que hay un problema de foco estratégico general. No hay un sistema de alertas que los advierta de los conflictos que puedan llegar a tener”, agrega. Coincide Kleiman: “Lo del 24 de marzo fue innecesario, se les escapa de las manos”. “El ir para atrás muchos lo ven como un déficit de gestión. En el grueso de la gente, eso es más importante que lo que pudo haber dicho Gómez Centurión”, señaló. “Si sostenés una idea y después la modificás, quedás como un boludo. Y las idas y vueltas en el Gobierno ya son un patrón”, concluyó Fara.

Macri, con Obama, en el Parque de la Memoria.
Macri, con Obama, en el Parque de la Memoria.

Así, al Gobierno le estaría afectando más las repetidas marchas atrás que tuvo que dar, que las polémicas en torno a la dictadura. Como casi siempre, lo que va a terminar inclinando la cancha es la economía, porque como coinciden los analistas, en el Gran Buenos Aires, donde se juega gran parte del destino electoral, el tema derechos humanos figura incluso por detrás de la corrupción. Inflación e inseguridad sigue siendo «lo que importa».

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