Comienzo de año complicado para el exvicepresidente Daniel Scioli. A las noticias casi diarias de procesamientos o imputaciones contra funcionarios de su entorno más íntimo durante su gestión como gobernador de la provincia de Buenos Aires, se le suma la denuncia con escrache incluido de Gisela Berger, su repentina ex y madre de su hija.
La modelo decidió tuitear una foto de sus vacaciones con Scioli en exclusivos destinos franceses, poner en duda las razones médicas del viaje y el origen del dinero para costearlo y denunciar amenazas, todo en un mismo combo explosivo e instantáneo.
https://twitter.com/gise_berger/status/1083043077084901378
Pero Scioli plata tiene. Y así decidió blanquearlo con una rectificación en su última declaración jurada como diputado. Es que en 2018, el ex motonauta declaró dos veces su patrimonio ante la Oficina Anticorrupción (OA), tal vez, para dejar constancia de ciertas operaciones inmobiliarias que realizó y que lo tienen en la mira de la Justicia.
Así, en el mismo año. Scioli blanqueó que triplicó con creces su patrimonio. Pasó de declarar bienes por $16.608.783,38 el 24 de enero del año pasado a $57.360.851,82, el 22 de septiembre de 2018. Para ser exactos: un 245 por ciento más en apenas ocho meses. ¿Y cómo lo hizo? Con su polémica empresa inmobiliaria Capanone SA.
Es que el exgobernador bonaerense se vio forzado -tal vez por el frente judicial que lo acorrala- a blanquear al menos parte de los beneficios que obtuvo con la polémica venta de unos terrenos aledaños a su casa de Benavídez que eran parte del complejo de Villa La Ñata.
Esa operación inmobiliaria fue revelada por el periodista @nicodiana en Clarín, el 4 de septiembre pasado, es decir, 18 días antes de que Scioli decidiera blanquearla ante la OA. Supuso la transferencia de 41.000 metros cuadrados de terreno sin mejoras por US$ 3.850.000 a Miller Bullding Internacional SA, una firma de un empresario amigo de Scioli que se benefició con abundante obra pública en su gestión bonaerense y que, además, construyó el microestadio de futsal que el diputado disfruta en el complejo La Ñata.
Por esa transacción el fiscal Álvaro Garganta pidió que Scioli vaya a juicio y amplió el objeto de la megacausa por lavado de dinero y fraude al Estado que se inició con una denuncia de Elisa Carrió contra el exgobernador y gran parte de su gabinete. La firma Miller alquilaba ese predio y la justicia considera que toda la transferencia fue una forma de disimular dádivas.
Las fechas son un dato clave. Porque en el expediente judicial un informe de la Unidad de Información Financiera (UIF) detalla que la venta del predio millonario a un proveedor del gobierno sciolista se realizó el 10 de enero de 2018, es decir, 14 días antes de que Scioli presentara su primera declaración jurada. Y si bien el diputado no estaba obligado a declararla -ya que debía informar su evolución patrimonial del 2017 en esa instancia- la decisión de rectificar los datos meses luego y apenas trascendió en los medios, demuestra la intención emprolijar un poco los papeles.
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Scioli nunca declaró esos terrenos a nombre propio sino que formaban parte del patrimonio de su inmobiliaria Capanone SA. Al comparar los dos documentos presentados por el diputado ante la OA se advierte que las acciones de esa firma pasaron de valer $11.960.520,25 en enero de 2018 a $52.291.461,33 en septiembre del mismo año.
Esos números explican el mayor crecimiento patrimonial desde que Scioli es un funcionario obligado a presentar sus declaraciones juradas, pero así y todo distan mucho de compararse a los casi 4 millones de dólares que la UIF informó que se habrían pagado por la venta de los terrenos.
En ese sentido, Scioli agregó una aclaración en el documento presentado: “ACCIONES – PARTICIPACIONES SOCIETARIAS SIN COTIZACIÓN: El mayor valor de las acciones es producto de la venta de activos, registrados a valor contable de adquisición por parte de la sociedad”.
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Además, el ex gobernador declaró una caja de ahorro en dólares con $1.680.693,28, justificada como “venta de activos” no especificados. Y también acrecentó una deuda consigo mismo: declaró que le debe a su empresa Capanone SA $4.296.354,37, una cifra diez veces mayor de la que había informado antes.
Con esa ingeniería contable tal vez sea suficiente para que Scioli pueda justificar sus lujosas vacaciones en Francia, aunque probablemente le sea más complejo explicar su fortuna ante la Justicia.