El Banco Central y los organismos de control preparan operativos para ciudades del Norte Grande. Van por las redes de minicuevas financiadas por el narcotráfico, la evasión y los delitos financieros locales, como la usura. Allí, al dólar lo cobran hasta 20 pesos. Todos los detalles en esta nota de #Border.
Por Javier Alvarez
“Los tenemos que ir a buscar hasta abajo de la cama”, dijo. Serio. Impertérrito. Con esa orden cerró una reunión en Reconquista 266 de la Capital en la que los asistentes habían coincidido en todo. Un solo enemigo del otro lado: la venta ilegal de dólares. ¿Delincuentes? Muchos y en todas partes.
Alejandro Vanoli le cambió la cara al Banco Central en 50 días. Cristina Kirchner le había marcado el camino la noche del martes 30 de septiembre. “Hay que pararlos. Mañana se va Fábrega y asumís vos”, le dijo.
Y le hizo caso. El licenciado en Economía en la UBA en el ‘87, armó su equipo codo a codo con el ministro Axel Kicillof y salió a la caza. No fue tan difícil mostrar lo nuevo: Juan Carlos Fábrega había hecho muy poco para frenar un negocio del dólar blue.
Vanoli busca ahora que la Justicia le de una mano. Los organismos de control incrementaron notoriamente la presentación de denuncias por delitos contra la Ley Penal Cambiaria. Y el Central comenzó a citar a los que compraron dólares para actividades comerciales o turismo y los sacaron del circuito formal.
El jefe del Central tiene una dura batalla en la city porteña pero el escenario de guerra se extiende a otras zonas calientes del país. En las ciudades de frontera hubo una proliferación de cuevas en los últimos cinco años. Allí, el dólar marginal puede cotizar hasta 20 pesos.
En Salta, Jujuy, Formosa, Corrientes y Misiones existen coladores fronterizos por los que todos los días ingresan y egresan caminando argentinos y extranjeros con dólares, euros y otras monedas en mochilas y bolsos. Ese dinero va directamente al mercado ilegal de divisas.
Por una de las denuncias del Central, un operativo judicial y de gendarmes con tres allanamientos en domicilios y locales de la ciudad misionera de Puerto Iguazú dedicados a la venta de ropa, perfumes y paquetes turísticos, desmanteló el miércoles lo que en realidad eran tres cuevas.
Las pesquisas hallaron 251.049 pesos, 15.000 dólares, 24.522 reales, 3.225 euros, 1.541.000 guaraníes paraguayos, 10 francos suizos y 10 soles peruanos, precisaron fuentes judiciales a #BorderPeriodismo. La causa quedó en manos del juez federal José Luis Casals.
Este caso se sumó al registrado el 11 de este mes cuando por orden del juez federal, Luis Armella, hubo 71 allanamientos a domicilios en Quilmes, Campana, Morón, San Isidro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
Bajo autorización de la jefa de Estado, Vanoli y Kicillof eligieron a su “comisario”: el fiscal general a cargo de la Procelac, Carlos Gonella, sigue en tiempo real cada misión oficial, cada allanamiento, estudia cada caso.
Sobre el escritorio de Gonella hay una pila de causas. No sólo se están investigando las cuevas, sino qué hay detrás de ellas, cuál es el mecanismo de fondeo. Las hipótesis elaboradas hasta el momento apuntan al dinero que proviene de la evasión, el producido a través de ilícitos financieros y aquel que viene del narcotráfico.
LA BISAGRA
Mercedes Marcó del Pont, la predecesora de “bancario de carrera” Fábrega, no se había animado a desafiar a la city. El ex ministro Hernán Lorenzino nunca acompañó a la desarrollista. Ambos sólo se dedicaron a ningunear al blue. No había decisión política para enfrentarlo, ni siquiera en Olivos.
Lo que no tenía Marcó del Pont y sí Fábrega pero –aparentemente- no supo usar fue especialización en el espinoso sector financiero. En cambio, desde que trabaja para el Estado (1988), Vanoli estuvo vinculado a temas de deuda pública y desarrollo del sistema financiero y mercado de capitales. En la city lo conocen todos.
El mercado del dólar blue no es tan grande como sí su publicidad en los medios masivos de prensa, pero le pega al corazón de la economía: la confianza. Genera mucha incertidumbre, crea expectativas negativas y le suma tensión a los precios, a la inflación. En los hechos, afecta a la actividad económica, a la productividad, a la estabilidad de los empleos.
Cuando el blue se escapa hacia arriba, la especulación gana terreno y los importadores aumentan sus precios. También lo hace el resto del comercio general como para evitar una pérdida de rentabilidad en el hipotético caso de que le aumenten sus proveedores.
El Gobierno pone el tipo de cambio oficial en el nivel que considera más apto para la economía: que ganen los exportadores, que no se les vuelva imposible operar a los importadores y, sobre todo, que los salarios no queden en el fondo del mar.
Y con el blue, un grupo de banqueros y financistas con elevadísimo poder de fuego monetario, generan un valor de dólar ficticio que rápidamente mella en la desconfianza de los consumidores e inversores, temerosos de una Argentina históricamente inestable.
Existe el llamado “dólar técnico” (también conocido como dólar convertibilidad o dólar cobertura) que indica cuál debería ser el precio del billete verde. Se calcula dividiendo la cantidad de pesos que circulan en la economía por las reservas del Banco Central.
Si se divide la actual base monetaria de 401.130 millones de pesos por las reservas internacionales de 28.812 millones de dólares, el billete verde debería costar unos 13,22 pesos, unos centavos menos que el actual blue de 13,40 pesos.
El mercado ilegal de divisas da la pauta así de que el precio del “blue” responde más a la oferta y demanda, y al grado de libertad que tengan las cuevas financieras para operar, que a un factor técnico. Cuando no había controles subía gradualmente y se disparó con la llegada de los operativos. Pero las ventas cayeron un 50% en dos meses.
El Banco Central y organismos de control como la AFIP, la CNV, la UIF y Procelac armaron equipo y están intentando combatir este delito en todo el país. Y ahora, preparan denuncias y operativos para más ciudades fronterizas.