La idea es que sean acuerdos tácitos. El objetivo es que Massa se consolide en los distritos donde Macri está débil.
En la última semana, la mesa chica del PRO llegó a la conclusión de que la candidatura de Sergio Massa es funcional a sus objetivos. Contrariamente a lo que se intentó instalar desde algunos sectores, el macrismo cree que no le conviene que el candidato de UNA se baje de la contienda electoral, sino todo lo contrario: que compita y que se consolide en donde Mauricio Macri no pueda crecer. Así evitarían un despegue del candidato oficialista, Daniel Scioli.
Por eso, el candidato presidencial de Cambiemos continuará rechazando un acercamiento explícito con su competidor del frente UNA, pero aceptará acuerdos tácitos en los distritos provinciales o municipales donde haya tenido peores resultados que Massa.
Así se planteó durante una reunión de la que participaron el candidato presidencial de Cambiemos; su vice, Gabriela Michetti; la candidata a gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de la campaña provincial, Jorge Macri, y los asesores Marcos Peña, Jaime Durán Barba, Emilio Monzó y Nicolás Caputo.
Uno de los participantes de ese encuentro contó a #Borderperiodismo que el cálculo que hicieron es el siguiente: si Massa bajara su candidatura, el 60 por ciento de sus votos irían a Macri y el 40 al postulante oficialista, Daniel Scioli. Pero con esa base, al bonaerense le alcanzaría con sumar un millón y medio de votos para imponerse en primera vuelta. Por ello, el macrismo considera que la candidatura del tigrense les sirve para contener un crecimiento del oficialismo.
Uno de los ejemplos citados por las fuentes del PRO es la provincia de Salta, en donde las elecciones primarias dejaron a Scioli en primer lugar, a Massa segundo y a Macri tercero. Si el candidato de UNA lograra consolidar sus votos allí, evitaría un crecimiento de Scioli y eso favorecería, a nivel nacional, a Macri.
“Ni matarlo ni pegarnos mucho a él”, graficó el dirigente macrista al explicar cuál será la relación que tratarán de mantener de aquí a octubre con Massa, en función de esta estrategia.
Este escenario se complementaría con un eventual crecimiento de Vidal en la provincia de Buenos Aires. El PRO está envalentonado e incluso contempla la posibilidad de que su candidata gane más allá del rendimiento de Macri.
La mesa chica del PRO está convencida de que el candidato a gobernador por el Frente para la Victoria, Aníbal Fernández, no logrará retener ese 40 por ciento de los votos que obtuvieron entre él y la lista de Julián Domínguez en el territorio bonaerense. Creen que se quedará con unos 37 puntos debido a la fuga de algunos de los votos del perdedor de la interna.
Además, el macrismo confía en sumar votos de los intendentes que perdieron las internas en sus distritos, como Raúl Otacehé en Merlo o Mariano West en Moreno. En el comando de campaña bonaerense del PRO estiman que los barones del conurbano que perdieron las primarias restarán unos cuantos miles de votos al oficialismo y que Vidal podrá pescar allí.
De hecho, el jefe de la campaña bonaerense del PRO, Jorge Macri, habilitó a los dirigentes comunales a iniciar conversarsaciones con los derrotados de las internas oficialistas, según supo este medio.
Con el objetivo de sumar un millón de votos, el armado bonaerense del PRO confía también en sumar voluntades en barrios de la primera y tercera sección electoral que, según afirman, son permeables a la campaña de Vidal.