Las contradicciones del paro

Por: #BorderPeriodismo

El paro de hoy encierra una contradicción: los gremios que lo convocan son los que más logros han obtenido por la apertura de paritarias instrumentada por el gobierno durante la última década y, por otro lado, perjudica a quienes son laburantes cuentapropistas, jornaleros y precarizados que si no pueden llegar al trabajo hoy, probablemente no cobren.

Otra contradicción: utiliza como intrumento el corte de rutas y piquetes pero sus convocantes despotrican contra los piquetes. Claro que no son los piquetes de Cutral Co, con trabajadores desesperados sin trabajo. Pero sin los piquetes, ¿estaría el país paralizado?.

Otra: Es un paro convocado, entre otros por personajes de la calaña de Luis Barrionuevo, que tiene mucho más de mafioso que de sindicalista. Sentado junto al ex aliado Hugo Moyano, cuyo gremio de los Camioneros cobra sueldos que son la envidia de cualquier autónomo. Tienen al lado al Momo Venegas, líder de los trabajadores ruralesque estuvo preso en la causa de venta de medicamentos adulterados para sus trabajadores. Medicamentos adulterados. Para sus trabajadores. Preso.
Y aquí es donde se complica, porque uno ve las banderas del Partido Obrero, que ha logrado la mayor representación democrática de los últimos 30 años, junto a la mayor burocracia sindical de la que tengamos memoria, y tendríamos que remontarnos a los 13 paros generales de Saúl Ubaldini a Ricardo Alfonsín en plena recuperación democrática.
El Partido Obrero, que perdió a su militante Mariano Ferreyra a manos de la Policía y la fuerza de choque de un sector de los ferroviarios por reclamar el fin de las tercerizaciones.  Ahora marcha junto a la misma cúpula corrupta que no los defiende.
Les juro que me pierdo.
Pino Solanas dice que éste no es un paro político y se me cae el mate de la mano. Dice que no lo es porque es legítimo. O sea, lo político no es legítimo. O sea, ¿Barrionuevo que es aliado de Sergio Massa para por el bien de sus gastronómicos? O sea, Pino, al menos hablemos con consistencia.
Dicho sea de paso: la inflación, los tarifazos que se vienen, nos preocupan a todos. Pero no vemos que ese sea el eje.

El eje es parar el país a un Gobierno que como ninguno abrió la discusión salarial pero que en el último año encaminó la economía hacia las recetas del FMI que sigue criticando. Pero volviendo a los laburantes, es importante destacar que las protestas son legítimas, los paros también lo son.
Si marchamos y nos movilizamos para pedir por el fin del empleo en negro; si pintamos banderas pidiendo un mínimo salarial que se ajuste a la realidad del costo de vida (y que no debiera estar debajo de los 8 mil pesos), si reclamamos responsabilidad a los formadores de precios y al Gobierno en el precio de los productos de primera necesidad, allí estaremos marchando.
Pero nunca detrás de Barrionuevo.
Vamos muchachos, que no es -como la mayoría de la dirigencia sindical- un trabajador. Que no defienden los derechos de los trabajadores. Que defiende sólo sus intereses.
Este no es un buen ejercicio de democracia. Este es un ejercicio de puja de poder en el marco de un escenario complicado con una elección presidencial que ya se comenzó a disputar.
«Es raro hacerle un paro a un gobierno que recuperó la vigencia de las paritarias libres», dijo Hugo Yasky, de la CTA. Y sí, es raro.

Tan raro como ver al PO adherido a un paro junto a la Unión Ferroviaria, implicada en el asesinato de su militante por pedir lo que es justo.
El kirchnerismo lo logró.
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