El Gobierno no va a esperar al 10 de diciembre. #BORDER pudo saber que quiere aprobar el pacto fiscal con las provincias y una reforma tributaria antes de esa fecha. Creen que las elecciones los dejaron con suficiente aire, pero igual saben que será difícil, sobre todo después de los anuncios del Dujovne que enojaron a las provincias afectadas. Apuro antes de que llegue Cristina, porque esperan que “dinamite” los acuerdos.
Con el combustible recargado después de unas elecciones que le resultaron favorables, el Gobierno piensa apretar el acelerador, hasta que el auto aguante. Así podría sintetizarse la estrategia que proyecta el oficialismo en su negociación con los gobernadores en materia de reforma fiscal y tributaria.
“Después del 10 de diciembre los números tampoco nos van a dar, así que hay que sacar todo ahora, que venimos con impulso de las elecciones y el peronismo quedó debilitado”, le confesó a #BORDER una fuente oficial. Según supo este medio de varias fuentes, Cambiemos cree que no tendrá chances de aprobar el Presupuesto 2018 antes del 10 de diciembre, pero pondrá todas sus fichas a lograr el acuerdo de responsabilidad fiscal y la reforma tributaria con la composición parlamentaria actual.
Para eso se apoyan en los resultados electorales, y en lo que consideraban una buena recepción por parte de todos los gobernadores del país de las propuestas que el presidente Mauricio Macri anunció en el Centro Cultural Kirchner (CCK).
“Hay una reforma en marcha, fortalecida por la convocatoria a los consensos básicos, decisión que apoyo absolutamente”, expresó a #BORDER el gobernador jujeño Gerardo Morales, tal vez el más alineado a Macri entre los gobernadores. En el otro extremo, el mandatario santafecino Miguel Lifschitz (un socialista bastante hostil con la Casa Rosada) dijo que “es bueno que empecemos a discutir el futuro» y calificó la iniciativa de Macri como “positiva”.
Sin embargo, en las últimas horas el clima se enrareció rápidamente. El hilado fino de las reformas tributarias que hizo poco después de los anuncios del CCK el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, terminó de agitar las aguas que de todas maneras ya estaban inquietas.
Mendoza (gobernada por Cambiemos) y San Juan pusieron el grito en el cielo porque se le podrán impuestos a los vinos y al champagne, su principal industria boutique.
Salta hizo lo mismo pero por el impuesto a las bebidas gaseosas, defendiendo a la mega empresa mundial de gaseosas que está radicada en esa provincia, sin mencionar que también fabrica vinos.
Tucumán está en pie de guerra por la baja anunciada del bioetanol, sumado a los impuestos a las gaseosas que usan azúcar tucumana.
La más audaz fue la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, quien dijo que se avecinaría “la disolución territorial de la provincia” de sacarse los impuestos internos para que se puedan importar televisores, celulares y monitores, como anunció Dujovne.
En el Gobierno, sin embargo, prefieren quedarse con el aval del resto, y creen que esas objeciones regionales serán prenda de negociación y se podrá avanzar de todos modos.
“Sabemos que vamos a tener que ceder en algo, pero en términos generales esperamos el respaldo de los gobernadores”, consideró ante #BORDER otro miembro del oficialismo. No deberían confiarse, porque una cosa son las declaraciones ante las cámaras y otra muy distinta los requisitos que pondrán los jefes territoriales del peronismo para apoyar a una gestión que no es propia.
De hecho, 48 horas después de los elogios públicos que todos hicieron a las propuestas, los ministros de economía de todas las provincias peronistas se juntaron con los diputados y senadores del PJ en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI) para ver cómo responder en el Congreso al avance oficialista.
A nadie escapa que el Senado es una llave fundamental para armar y luego aprobar las propuestas de Macri. Hoy ese lugar se encuentra bajo el dominio del jefe del bloque peronista Miguel Angel Pichetto, devenido en mediador e intérprete de los caudillos provinciales.
Tanto desde el Gobierno como desde el peronismo preferirían culminar las negociaciones antes de que ingrese la senadora electa y ex presidenta, Cristina Kirchner, que los correría por izquierda y buscaría dinamitar cualquier negociación con Cambiemos.
En ese apuro, los caudillos peronistas ya armaron el borrador de los puntos que piensan cuestionarle a Macri en la reunión que mantendrán todos los gobernadores del país con el Presidente la semana que viene, o en las comisiones del Congreso apenas las propuestas lleguen a ese lugar.
“Queremos reevaluar ciertos puntos del Presupuesto. Nos preocupa la caída de la inversión real directa en muchas provincias”, se sinceró el diputado salteño del peronismo Pablo Kosiner ni bien volvió a su provincia después de participar de esa reunión, dejando al descubierto una de las inquietudes que se plantearon. Los otros reclamos tuvieron que ver con asegurarse mecanismos para el reparto de Adelantos del Tesoro Nacional (ATN), de los fondos para vialidad y de la obra pública.
Además, los gobernadores quieren saber hasta cuánto los dejará endeudarse la Nación y reclaman recibir un porcentaje mayor de lo recaudado por el impuesto al cheque. Por otro lado, piden ajustes en sus cajas previsionales y prorrogar el pacto fiscal de 1993.
Un capítulo aparte merece el reclamo de la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, por los fondos del conurbano, al que hasta los gobernadores de Cambiemos le dijeron que no, aunque todos le reconocen la justicia del pedido. “Cuando se trata de plata, no hay amigos ni enemigos”, resumió un dirigente de una de las provincias que gobierna Cambiemos, que reconoce que su gobierno también saltará si ven en riesgo la llegada de fondos desde la Nación.
Mucho más lo hará el peronismo, que ahora sabe que todo el poder que le otorguen a Macri, no lo devuelve más.
