Máximo Kirchner sumó su segundo frente judicial en menos de cuatro meses. El hijo presidencial había quedado por primera vez en la mira de la Justicia en noviembre, cuando el juez federal Claudio Bonadio quedó a cargo de una denuncia por supuestas irregularidades en la empresa Hotesur, de los Kirchner. Esta semana, sin embargo, Máximo fue denunciado por primera vez de forma personal.
Los diputados de la Coalición Cívica, Fernando Sánchez y Paula Oliveto Lago, le apuntaron directamente por una supuesta cuenta bancaria off shore que el líder de La Cámpora compartiría con Nilda Garré en el banco Felton de Delaware, Estados Unidos. La denuncia fue en base a notas periodísticas de la revista brasilera Veja y del diario Clarín. Los legisladores pidieron al fiscal Gerardo Pollicita que incorpore su presentación sobre las posibles cuentas bancarias a la investigación por la embajada paralela en Venezuela.
Garré fue embajadora en ese país entre junio y noviembre de 2005. Ese año fue cuando supuestamente se abrió la cuenta en el Felton. De ahí, la conexión con esta vieja causa. También se señaló a Garré como titular de una cuenta en Irán. El juez de la causa por la embajada paralela, Julián Ercolini, decidirá si investiga esta nueva pista o si considera que debe formarse un nuevo expediente, con otro juez y otro fiscal.
“De ninguna manera, nunca, nunca, nunca, nunca. Que le quede claro a cualquiera”, contestó Máximo sobre las versiones que lo vinculan a esa cuenta bancaria. Lo dijo en el programa de Víctor Hugo Morales en una muestra de que la preocupación por la denuncia caló hondo en el entorno más íntimo de la Presidenta. Máximo nunca había hablado en una radio de alcance nacional. También emitió un comunicado. Inédito.
El heredero definió la denuncia como “una canallada”. “Uno no desmiente este tipo de situaciones porque son diarias, pero por la gravedad de lo que dicen no puedo dejarlo pasar”, agregó. También defendió a la ex ministra de Defensa: “La historia de Nilda habla por sí sola, yo la respeto mucho, por como acompañó a Néstor a Cristina y a este Gobierno”.
El hijo presidencial afirmó además que no descarta ser candidato este año. “Veremos lo que resuelven los compañeros. Uno no quiere todo sí o sí, uno está en donde puede servir. No es sólo una cuestión de ganas, sino de construcción política. Hay que ser pacientes”, le dijo a Víctor Hugo.
“(La pelea con Clarín) tomó una virulencia que no es aconsejable. Después del acto en Argentinos, quizás les molestó, tal vez se sintieron solos, desnudos en sus mentiras, lo dije en el acto que tengo más errores que virtudes, pero no era para ponerse así. Como dijo ‘El Cuervo’ (por Andrés Larroque), pasé de estar con un joystick de la Play a un lanzallamas. Están en una loca carrera por el poder y por poner el presidente que ellos quieren”, agregó.
Frente primario. La causa que originó la denuncia de fines del año pasado apunta a la compañía hotelera de su familia, de la que Máximo heredó casi el 25 % de las acciones tras la muerte de su padre.
El juez Bonadio ya adelantó a su entorno que avanzará contra Máximo. Confirmó a dos colegas que prepara medidas en la causa Hotesur que pondrán a la familia de la Presidenta en el ojo de la tormenta y que el hijo presidencial sería la primera figura en su lista. Todavía necesita más elementos para citar a Máximo como imputado en la causa pero si lo hace, bajará el hacha. Cuando Bonadio cita a un miembro del Gobierno a indagatoria, rara vez lo deja ir con un sobreseimiento o una falta de mérito.
Su mérito en esta causa quedó demostrado al instante. Hotesur SA es la empresa que administra los hoteles de los Kirchner. El expediente comenzó con una denuncia por supuestas irregularidades de la firma ante la Inspección General de Justicia (IGJ). Un delito menor. Pero el juez puso toda la carne al asador y avanzó en otro camino: una presunta maniobra de lavado de dinero que involucraría también a Lázaro Báez. El empresario K recibió facturas de Hotesur por el alquiler de cuartos en los hoteles de los Kirchner por unos $ 14 millones entre 2010 y 2011. Le pagó a la familia presidencial esa suma, aun cuando sus empleados no estuvieran ocupando las habitaciones contratadas. Esa sospecha abrió un expediente en el fuero Penal Tributario del que pronto habrá novedades.
El juez Javier López Biscayart fue el primer magistrado en investigar el caso de la supuesta sobrefacturación de Báez a los hoteles K. En el expediente, el juez encargó una auditoría contable a la AFIP sobre los balances de Valle Mitre, la empresa de Báez que facturó a los hoteles de los Kirchner. El informe determinará si hubo o no evasión. López Biscayart se inclinaría por la hipótesis de que se trata de una maniobra de lavado de activos, más que de evasión. Si la AFIP declara que Báez no evadió en complicidad con los Kichner, López Biscayart tendrá que cerrar la causa, al menos en su fuero.
Antes de que Bonadio pusiera manos en el asunto, las posibilidades de sobreviviencia de la causa penal tributaria eran escasas. Si la sospecha de evasión se frustra pero la de lavado queda abierta, el expediente viajaría al fuero Penal Económico. Allí es donde se investigan la mayoría de los casos de lavado de activos. Pero hay excepciones.
El fuero Penal Económico sería un premio consuelo para los Kirchner. En ese fuero el Gobierno tiene buena fortuna. Pero con el nuevo frente en los tribunales federales, tal vez el expediente de López Biscayart quede acumulado a la causa de Bonadio.
Bonadio ya tiene en su poder las declaraciones juradas de Máximo y ciertos documentos que él habría firmado. Según Clarín, hay escritos que muestran que en 2011 el único representante de los socios de Hotesur que avalaba las resoluciones de la empresa era Máximo. Su rúbrica habría aprobado los balances contables de 2009-2010. Es el mismo período que investigan en el juzgado de López Biscayart.