Ambos países buscan descomprimir las tensiones comerciales. Piden a Cristina Kirchner que atenúe las barreras aduaneras. Los mexicanos se quejan porque sus coches casi no pueden ingresar al mercado argentino. Y la Cancillería local prepara contrarreloj una reunión de viceministros para calmar a la gestión de Dilma Rousseff y su descontento por los acuerdos de la Rosada con China.
Por Javier Álvarez (@JaviAlvaBa)
La relación entre la Argentina y sus socios políticos y comerciales registra una escalada de tensión que le suma complicaciones en el frente externo al convulsionado año electoral del Gobierno, que arrancó con la sorpresiva muerte de Alberto Nisman, el fiscal que denunció a la presidenta Cristina Kirchner.
Después de tres años de restringir parcialmente la entrada de autos mexicanos, ahora el gobierno de ese país centroamericano le puso fecha al fin de las trabas: el 19 de marzo. Si no hay acuerdo, México podría denunciar a la Argentina ante la Organización Mundial del Comercio por proteccionismo. El secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo Villarreal, aseguró este miércoles que el gobierno argentino hizo «un planteamiento bastante pobre para México», en torno al Acuerdo de Complementación Económica (ACE 55) que permite el libre comercio en el sector automotriz.
Hubo dos reuniones. La primera con la ministra de Industria, Débora Giorgi. La segunda, con técnicos del ministerio de Economía. Pero México no se conformó e instó a negociar otra vez y resolver el desbarajuste. El principal problema de la Casa Rosada es la falta de dólares para pagar esos coches.
Ya al inicios de 2015, el 15 de enero, la Argentina perdió un juicio que le iniciaron los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón en la OMC. Y el organismo internacional la instó a levantar las restricciones aduaneras que “obstruyen” el intercambio comercial con otros países.
La mayoría de los miembros que integran la OMC imponen restricciones en sus aduanas, y más cuando explota una crisis como la iniciada en 2008 con la caída de Leman Brothers, de la cual el mundo aún no logró recuperarse. Pero la Argentina es denunciada por excederse en las trabas. El Gobierno asegura que con ellas defiende los empleos. Estas restricciones, que se pusieron muy severas desde diciembre de 2008 cuando el comercio exterior estaba en manos del siempre recordado Guillermo Moreno, ya ocasionaron fuertes tensiones con Brasil (el principal socio comercial del país) y Uruguay. La sequía de dólares agravó la situación en los últimos dos años.
Por estas horas, el ministro de Relaciones Exteriores, que preside Héctor Timerman, pepara una reunión de viceministros para tratar los temas económicos de la relación bilateral con Brasil, después del malestar del gobierno de Dilma Rousseff por los acuerdos de la Casa Rosada con China. Los empresarios brasileños de la poderosa Federación de Industrias paulista vienen haciendo un fuerte lobby con la teoría de que Argentina busca remplazar a Brasil con China como principal socio comercial.