La falta de cifras creíbles de parte del gobierno provincial convierten a la cuestión carcelaria en un tema del que se sabe poco. El hermetismo que rodea a las cárceles y a los casos de Covid que allí se dan no es accidental. Hablar sobre el tema genera represalias sea uno preso, guardia o médico. Lo único que se conoce con certeza es que el virus entró al Sistema Penitenciario Bonaerense, aunque sus alcances aún están lejos de conocerse.
Uno de los detenidos que accedió a contar su historia no deja de toser mientras habla por teléfono para la entrevista. Desde hace 18 días que tiene Covid pero asegura que se encuentra en recuperación. Junto a sus compañeros de celda decidieron no notificar los síntomas que tenían y prefirieron curarse por si solos: “Por el simple hecho de avisar te metían en el buzón, que está lleno de ratas, cucarachas, humedad y sin agua”, explicó Carlos Salvo** detenido en la Unidad 31 del complejo penitenciario de Florencio Varela.
Mientras de fondo se oían quejas y reclamos el detenido contó como el primero de agosto “empezaron a reubicar gente que tenía síntomas en todas las unidades” del complejo. ¿La razón? “mala conducta”. Para el entrevistado, la actitud de los detenidos tiene una explicación sencilla. Eran reclamos. Reclamos “porque no les daban asistencia” médica: “No hay medicación, no hay atención, no hay médicos. Solo hay un enfermero que te toma la temperatura y nada más”.
Experiencias similares fueron descritas por Andrés López** en la Unidad 5 de Mercedes. No dudó al afirmar que “enfermarte de Covid es lo peor que te podría pasar” en la cárcel. Una vez que uno presenta síntomas “te sacan del pabellón y llevan al buzón a morirte”.
En el momento de redacción de este artículo ya había fallecido un detenido de la Unidad 26 de Olmos por Covid-19 y hay varios pabellones aislados.
La ausencia total de asistencia a los presos que manifiestan síntomas de Covid-19 es una constante en el sistema penitenciario bonaerense (SPB). Héctor Favalli**, detenido en la Unidad 26 de Olmos, atestiguó y sufrió situaciones similares de abandono por parte del personal médico de la instalación.
“Hay siete (personas) y están muy graves. Las tienen en el S.U.M y cuando están en las últimas las mandan al hospital, ahí es cuando les hacen los test por Covid. Así pasó con un amigo mío, era preso que se llamaba Francisco Pérez Ramos. Estuvo acá hasta que no daba más y lo llevaron al hospital, estuvo un día y murió.”, relató Favalli a #BORDER.
El SPB es el sistema penitenciario más grande del país y el que posee los números más altos respecto a cantidad de detenidos y de sobrepoblación. Actualmente se registran 42 mil detenidos en las cárceles y alcaldías de Buenos Aires por sobre un cupo de 24 mil plazas.
A pesar de que en comparación al año pasado hay casi 3 mil detenidos menos, entre otras razones por el cese de traslados de las comisarías a las prisiones, la población actual es de casi el 200 por ciento en las 57 unidades y alcadías del sistema penitenciario de la provincia.
El personal carcelario infectado
El panorama para Salvo es bastante sombrío, entre otras razones, porque a pesar de que el “70 por ciento” de la población carcelaria del complejo “está contagiada”, los presos no son los únicos que se encuentran en una “situación desesperada” a raíz del ingreso del SARS-CoV-2. Los guardias también: “Ellos tienen mas miedo que nosotros”, aseguró.
En “la mayor parte” del complejo penitenciario ubicado en el partido del sur del conurbano “no hay personal para trabajar” debido a que se enfermaron. El complejo penitenciario de Florencio Varela está conformado por seis unidades. De acuerdo a la información que maneja Salvo, en la Unidad 23 “casi todo el personal está infectado”, situación similar ocurre en las unidades 42, 32, 24 y la 54, mientras que en la Unidad 31 el número que da es específico: 25 casos.
En Olmos la situación es semejante. Favalli relató que en una reunión entre los directivos del complejo penitenciario, el Director General “les dijo a los encargados que había 17 guardias en observación porque había todo un pabellón” en la Unidad 22 con coronavirus. Por su parte, López mencionó rumores sobre “23 infectados” del SPB y agregó que existe todo un “pabellón aislado” en el edificio donde él se encuentra.
Ambos entrevistados apuntaron a los miembros del personal penitenciario como responsables de que el coronavirus ingresara a los penales: “Los únicos que entran a los pabellones son los guardias, los presos se enfermaron por su culpa pero los guardias están ahí todavía porque dicen que no tienen Covid”, agregó un indignado Favalli.
Salvo adhiere a la hipótesis de que fue el propio personal “el que pasó la enfermedad” ya que “ellos no tienen visitas desde hace cuatro meses”. Sin embargo, a diferencia de Favalli y López, fue más indulgente al referirse a la responsabilidad de los guardiacárceles en la propagación del virus: “¿Que le podés reclamar al personal si ni siquiera les dan un barbijo, un guante o un alcohol en gel?”, reflexionó.
Falta de salud, coordinación y datos
La falta de atención médica en las cárceles es un rasgo característico de la institución en Buenos Aires. En 2004 se aprobó en la provincia la “Ley de Emergencia del Servicio Penitenciario 13.189” que establecía que ante el “alto grado de ineficiencia” institucional la salud en las cárceles dejaba de depender del SPB y quedaba en manos del Poder Ejecutivo, más específicamente del Ministerio de Justicia.
Dieciséis años pasaron de esa medida extraordinaria y nada cambió para los presos. Una de las razones fue sintetizada por el secretario de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Roberto Cipriano García, es “muy difícil de coordinar y articular” políticas sanitarias cuando el personal médico de las cárceles depende del Ministerio de Justicia y no del Ministerio de Salud.
Para aclarar porqué nunca ocurrió ese traspaso de responsabilidades se intentó contactar al ministro de justicia bonaerense, Julio Alak, pero desde el ministerio respondieron que Alak “no está dando entrevistas con nadie”. Varios miembros del personal de salud que trabajan dentro del sistema penitenciario dieron respuestas similares. Uno de ellos reconoció que no están “autorizados a dar entrevistas” a riesgo de “perder sus trabajos”.
La ausencia de transparencia respecto a la cantidad real de contagiados es otra de las razones por las que el personal se niega a responder preguntas. Para la infectóloga Silvia González Ayala la ausencia de datos sobre la cantidad de infectados en las cárceles “no es casual”. Para ella, las cifras existen pero están “bloqueadas” y darlas a conocer sería “desnudar una realidad terrible”.
De acuerdo a los entrevistados, el Covid-19 se encuentra en casi todas las cárceles de la provincia gobernada por Axel Kicillof. Las unidades penitenciarias más nombradas fueron las ubicadas en Gonzales Catán, Lomas de Zamora, La Plata, Sierra Chica, Junin y Campana.
Es por esta razón que desestimó la posibilidad de analizar la situación en las cárceles, sin información fehaciente sería “como hablar en el aire”. Sin embargo, si aseguró que una medida a corto plazo en las cárceles es imposible, principalmente por los altos niveles de hacinamiento. “La salud en las cárceles es parte de la condena”, agregó la médica.
Vigilar y castigar
A pesar de que la situación es mucho peor en comparación a abril, la posibilidad de que existan motines y protestas generalizadas en el SPB como ocurrió hace cuatro meses fue descartada por los mismos internos. Para el entrevistado detenido en Varela “no sucede nada” en el complejo por una sencilla razón: “Al preso le dieron un celular y vive contento, es lo único que hoy te tranquiliza en la cárcel”.
“Si no se plegaron en las demás unidades del penal cuando hubo protesta en la unidad 23 no va a pasar”, se lamentó Salvo. La Unidad 23 fue la primera cárcel de la provincia que alojó a un detenido con coronavirus confirmado. Luego de que trascendiera la noticia en los pabellones, a fines de abril se desataron una serie de motines que terminaron con preso asesinado por el personal y con la cúpula de la seccional desplazada.
La ausencia de protestas masivas también sucede en Mercedes. López incluso acusó a los propios presos por ser “más policías que la policía”. Esa crítica se dirigió principalmente contra los referentes de los pabellones quienes aparentemente “tapan todo de la mano de la policía”.
“Les das un poquito de porro (a los otros presos) y se callan la boca. Después ellos van y te mandan en cana porque hiciste una denuncia al juzgado por coronavirus. No podes reclamar nada porque el mismo preso te ataca y después te sacan al pabellón”, denunció enfurecido el detenido en la Unidad 5.
** Los nombres han sido alterados para proteger la identidad de los entrevistados