De estar vivo, Daniel Héctor Muñoz habría caído preso junto a la docena de funcionarios y empresarios que mandó a detener el juez Claudio Bonadio, tras revelarse el contenido de los cuadernos que escribió el chofer de Roberto Baratta, uno de los hombres fuertes del ex ministro Julio De Vido. Tal vez, también se habría acogido al régimen de imputado colaborador como acaba de hacer su viuda Carolina Pochetti.
El Gordo, el secretario privado de Néstor Kirchner, pica en punta entre los nombres más mencionados en los escritos de Oscar Centeno, que fueron publicados y llevados a la Justicia por el periodista Diego Cabot, del diario La Nación. Los Cuadernos K revelan un sinnúmero de personas, viajes, fechas y hasta cifras de dinero que fueron trasladadas en bolsos desde reuniones con empresarios en hoteles a la Casa Rosada, la Quinta de Olivos o el departamento de Cristina Kirchner en Recoleta, por sus asistentes y funcionarios, entre 2005 y 2015, una operatoria que, según los investigadores que llevan la causa, habría involucrado dinero negro por más de 200 millones de dólares.
En abril de 2016, en #BORDER revelamos en exclusiva que Muñoz y su esposa Carolina Pochetti habían adquirido -mediante Sergio Todisco, un declarado testaferro de la pareja- propiedades en Miami, en un principio, por 40 millones de dólares. En aquel primer informe nos quedamos cortos. Tiempo después, gracias al trabajo continuador del colega Nicholas Nehamas del Miami Herald, se amplió la información: los bienes de Muñoz llegaron a ser 16 -2 de ellas en Nueva York- y a sumar un total de 65 millones de dólares.
El nombre de Todisco había surgido en la filtración de los Panamá Papers, al frente de una empresa radicada en Islas Vírgenes, cuyos accionistas ocultos eran Muñoz y su mujer. Pero este autodeclarado prestanombres marplatense y amigo del fallecido secretario K había sido la cara de algo mayor: una estructura de más de 14 sociedades creadas en Miami para comprar las 16 propiedades, que incluían desde departamentos lujosos en torres de esa ciudad y en otra de Nueva York hasta un shopping o drive-trhus, predios comerciales que fueron hasta sede de un banco. En esas firmas, creadas entre julio de 2010 -meses antes de la muerte de Néstor Kirchner- y el mismo mes de 2015, también figuró el nombre de la ex esposa de Todisco, Elizabeth Ortiz Municoy, una agente inmobiliaria con negocios en Mar del Plata y radicada en Miami.
Pero entre fines de 2015 y principios de 2016 -tiempo en que Muñoz sufría de cáncer- en el directorio de todas las empresas ingresó un nombre central para la ruta del dinero que parece haberse originado en la trama de los Cuadernos K: el de Perla Aydeé Puente Reséndez.
En su momento confundimos a esta mujer clave con otra, panameña, prestanombres genérica y vinculada al estudio Mossack Fonseca, de los Panamá Papers. Pero esta joven de 35 años, es mexicana, está radicada en Texas y #BORDER descubrió, después de meses de trabajo, que es familiar política de Muñoz: Perla Puente Reséndez está casada hace diez años con Carlos Adolfo Gellert, quien a su vez es primo de Carolina Pochetti, la viuda de Muñoz.
Santacruceño que se radicó de joven en México -donde conoció a su esposa- y que hoy vive con ella en Texas, Gellert es hijo de la ex diputada Blanca Blanco, a la vez, ex esposa de Daniel Peralta, exgobernador de Santa Cruz. Blanco es la tía de Pochetti, la hermana de su madre, Stella Marys. Extranjera y radicada en Estados Unidos, la esposa del primo resultó la persona perfecta para cerrar el círculo del dinero K en Miami.
Las propiedades adjudicadas a Muñoz comenzaron venderse en 2013, pero su liquidación se precipitó tras y tras la revelación de #BORDER en abril y su muerte, en mayo de 2016. Entre fines de ese año y principios de 2017, Perla Puente Reséndez puso su firma para que se terminaran de vender todas las propiedades de Miami y Nueva York, operaciones por un total de 73.677.200 dólares (más de 2.000 millones de pesos, al cambio actual). En total, la pariente mexicana figuró en los papeles de las empresas cuando se vendieron 14 de las 16 propiedades. Acto seguido, dio de baja todas las empresas de los registros oficiales, donde hoy figuran como “inactivas”. Mirá el detalle:
- Un condominio en el complejo Harbor House, al 10275 de la Collins Avenue, fue vendido en 315 mil dólares, en 2013, con la firma Successful Ideas. Lo habían comprado en 2010, por 290 mil.
- El condominio 2805 de las torres Icon Brickell fue vendido por 280 mil dólares, el mismo año por la misma empresa. Lo habían comprado, también en 2010, por 215 mil.
- Un departamento, el 403 de 900 Biscayne Bay, fue vendido en 390 mil dólares, en 2014, con la misma firma. Lo habían adquirido en 2010, por 328 mil.
- Otro, de 3 habitaciones 3 baños y medio, en el lujoso complejo St. Regis Bal Harbour, al 9705 de Collins Avenue, fue vendido por 6.375.000 dólares en 2015, con la empresa Harbor Golden. Lo habían comprado en 2012, por 4 millones.
- El condo 1103 del complejo Turnberry Ocean Colony, también en Collins al 16051, de 5 habitaciones y 5 baños y toilet fue vendido por 3.750.000 dólares el mismo año, con la firma North Golden. Lo habían comprado en 2013 por 50 mil dólares más.
- El apartamento 607 del The Plaza Hotel 768, de la Quinta Avenida de Nueva York fue vendido en 2015 por 15 millones de dólares, con la firma Free Experience. Lo habían comprado en 2011, por 13.050.000.
- Otra unidad en el mismo complejo neoyorkino, la 1608, fue vendida en septiembre ese mismo año por 2,1 millones de dólares. La misma firma la había comprado en 2010 en 1.850.000.
- Un minishopping de casi 9 mil metros cuadrados, de estilo colonial, al 1177 SW de 8st, fue vendido en julio del 2016 por 13,1 millones de dólares, con la firma Mother Queen Inc. Fue la primera venta, dos meses después, de la muerte de Muñoz. Lo habían comprado en 2012, por casi un millón menos.
- Al 2100E de Atlantic Boulevard, en Pompano Beach, aún funciona un banco, en un drive-thru. La propiedad fue vendida en agosto de ese año en 5.286.300 dólares con la firma Free Experience. Empezaron a malvender: la habían comprado un año antes por 5,8 millones.
- El depto 912, al 475 de Brickell lo vendieron el 14 de noviembre del 2016 a 320 mil dólares, con la empresa Mother Queen Inc. Lo habían comprado en 2015 por 60 mil más.
- Otro drive trhu de 4.046 metros cuadrados en la zona de Benson Lakes, al 14995 SW de 88st, lo vendieron 8 días después en 6,5 millones de dólares, mediante la firma Free Experience. Ya entonces el Miami Herald se había sumado a la investigación de #BORDER y se aceleraron los tiempos. Un año antes había pagado 475 dólares más.
- La peor reventa fue para la propiedad más lujosa: el depto 23 en el exclusivo edificio Regalia de Sunny Isles, al 19515 de Collins Avenue, con 5 habitaciones, 4 baños y medio y 463 metros cuadrados. Lo vendieron el 3 de enero de 2017 a 9,4 millones de dólares. Con la firma Dream Golden Enterprises lo habían pagado 10,7 millones, en 2014.
- Otro depto, el 1607 de Brickell Avenue al 485, lo vendieron 9 días después, por 360 mil dólares, con la firma Municoy Intl Properties. Ganaron 30 mil y firmó la ex de Todisco, no Puente Resendez.
- El último drive-thru de negocios es Miami Shores, al 9005 de Biscayne Boulevard. Lo vendieron el 30 de marzo del 2017 por 4,8 millones de dólares. Lo habían pagado 5.555.600 dólares dos años antes, con la firma Harbor Golden.
- Un día después vendieron, mediante North Golden, otra unidad en el complejo Turnberry Ocean Colony, la 2303, un poco más pequeña. Salieron hechos. La habían comprado en 2015, por 3,6 millones de dólares y fue el mismo precio la reventa.
- El depto 1002 en las torres de Apogee Beach Condominium, al 3951 de Ocean Drive, lo vendieron en 800.900 dólares en mayo del 2017, con la firma South Garden, donde figuraba primero Todisco y al final su ex, Ortiz Municoy.
La versión de que Muñoz habría “mejicaneado” a Kirchner fue un rumor que lo acompañó desde el deceso del expresidente hasta su propio lecho de muerte. El secretario había sido acusado de valijero por la ex asistente presidencial Miriam Quiroga pero la causa judicial quedó en la nada y Muñoz siguió sobreseído en otra, que lo investigaba por enriquecimiento ilícito, y que la UIF pidió que se reabriera para investigar los bienes que quedaron en manos de su viuda. Ahora en los cuadernos se relatan sus supuestas trapisondas, incluso con Cristina en la Presidencia.
A nombre de Puente Resendez sólo queda una sociedad, “La Ideas (sic) Llc”, radicada desde 2012 en Texas y dirigida junto a su marido, que tiene registradas otras dos firmas, MDAA Investment Group Inc y G-Square Enterprises Inc, junto a su hermano Juan Carlos Gellert, también argentino, que en redes se muestra piloteando aviones.
La mexicana Perla no publica su nombre completo en su cuenta de Facebook, aunque suele mostrar fotos familiares -tiene tres hijos junto a Gellert-, en especial de los concursos de belleza tradicionalmente texanos en los que participa una de sus hijas. Su marido, el primo de Pochetti, ocultó su perfil en esa red. Antes -con el apodo Ing, por ingeniero- se mostraba disfrutando del béisbol con su hijo, pero también celebró un video de su padrastro, el exgobernador Peralta, que recibió el comentario elogioso de su madre, Blanca Blanco. Fue la única referencia política que pudimos ver.
No es para menos: el ex gobernador lo nombró vocal en el Instituto de Energías santacruceño, cargo que tuvo de fines de 2011 a 2015, cuando Alicia Kirchner lo desplazó. Mientras, Gellert habría vivido afuera, o al menos eso parecía en sus redes, muy a tono con el estilo de vida del sueño americano de él y su esposa, la que firmó las ventas.
Con los cuadernos K se empiezan a saber detalles sobre de dónde salió la plata que manejó -o hizo manejar- Muñoz en el extranjero. En esta nota revelamos a dónde fue el dinero y quiénes fueron los últimos eslabones de la cadena de nombres que lo manipularon. Por ahora nadie se preocupó en reclamar esos fondos multimillonarios, ni en Estados Unidos, ni en Argentina. Algunas de las empresas creadas para comprar las propiedades sindicadas como de Muñoz tenían nombres visionarios. “Madre Reina”, “Ideas Exitosas” o “Experiencia Libre”. Baratta, nuevamente preso, parece haberla sacado más cara.