Una mirada de la experta Adriana Amado sobre la campaña hacia las elecciones del domingo pasado.
Por Diego Rojas (@zonarojas)
¿Quedará en el recuerdo de los porteños alguna de las campañas que se montaron en las PASO 2015? Probablemente no, y eso que hubo muchas y variadas listas. Esto se puede concluir luego de repasar la propaganda en gráfica expresada en afiches y volantes y los escasos spots televisivos, a la vez que también los spots realizados para la web. “Esta campaña es el desquicio de la comunicación”, dispara Adriana Amado, autora de El espectáculo de la comunicación política, libro que se puede bajar gratuitamente en en este link ,y que analiza la propaganda política en los años kirchneristas.
Un desquicio que se puede evidenciar en la proliferación de afiches y llamadas telefónicas de candidatos, la publicidad en la web y los spots producidos para ese soporte digital, a la vez que la carencia de spots televisivos y de creatividad relevante en general. También se podría señalar al verificar un incremento de la propaganda performativa, que bien podría lograr que los candidatos se sumerjan, más que en la audacia, en el ridículo.
“Primero hay que señalar que el desdoblamiento de la campaña, la desnaturaliza. Cuando lleguen las elecciones definitivas, el elector va a estar saturado -explica Amado-. Los partidos se enfrascan en una lógica en la que todo es campaña, y cuando todo es campaña, ya nada lo es. Al iniciar las campañas seis meses antes se produce que a los tres meses ya nadie esté escuchando nada por saturación”.
“A la vez, los oficialismos, que en otros sentido hacen campaña todo el tiempo, son fortalecidos -agrega Amado-. Mientras los opositores no tienen en las elecciones locales espacios gratuitos publicitarios y la poca plata que tienen la usan en tonterías, el gobernador tiene la autopista permanentemente y el intendente tiene el Metrobús, porque el espacio público está coptado por el color o por las señas de esa administración”.
–¿Por qué no se puso el eje creativo en los spots, como en elecciones pasadas?
–Como en las campañas locales no hay espacios cedidos, cambia el modo de hacerlas. En una forma desacertada, los partidos se concentraron en la vía pública. No te podés parar en la vereda porque corrés el riesgo de que te peguen un cartel. Hubo mucha llamada de teléfono con grabaciones de los candidatos. Pareciera que volvimos al siglo XXI de la mano de Alexander Graham Bell. Se usaron muchos recursos elementales: desde el replicante de aquel “hombre sandwich” en la vereda, al afiche en la pared, pasando por los llamados telefónicos.
-¿Cómo hubiera sido una campaña efectiva contemporánea?
-Un uso adecuado de las redes se podría haber dirigido a los ciudadanos que crean comunidades, que es la tendencia que producen estas herramientas de la web. Esto sólo se puede producir si es el reflejo de un trabajo de base que se conjugue con una campaña más general. Una de las campañas más elogiadas y efectivas de estos últimos años fue la que se realizó durante la primera candidatura de Obama en los Estados Unidos. Pero hay que recordar que se crearon verdaderos espacios de base que impulsaban esa nominación y que le dieron impulso mediante los más diversos métodos, cuyo eje en la web y en las redes sociales fue evidente. Pero el trabajo de base y la creación de esas comunidades a las que dirigir una campaña concreta no se puede sustituir con un candidato que pone un tuit promocionado pidiendo que lo sigan o con un afiche en la calle que muestre su rostro o repartiendo globos o helados. Si alguien decidió su voto por la cara de un candidato en una pared o porque le dieron un globo, debería darse a conocer para estudiar su caso particularmente.
Entre tanto eclecticismo, se puede ver de todo. Desde la reafirmación ideológica del carácter derechista de la campaña de Gabriela Michetti -frente a un proyecto también derechista de su rival interno Horacio Larreta, pero que se presenta de modo más “lavado”- con su llamado a que los vendedores ambulantes “no la voten”. El oficialismo porteño del PRO fue el que más realizó spots para la web con la intención de que se viralicen. Las fuerzas más pequeñas también intentaron usar este recurso, con mayores o menores virtudes.
Los spots oficiales del Frente de Izquierda, que postularon a Myriam Bregman y Marcelo Ramal, no salieron de la medianía -candidatos en un parque llaman a votar con una consigna, frente a sus spots de las campañas nacionales que sorprendieron en 2011 y 2013-, aunque algunas expresiones laterales tuvieron una cuota creativa, como los realizados por TVpts o el grupo Miserere, que reúne a jóvenes realizadores y editores que se animaron a ponerle Rolling Stones y efectos de animación a un spot disrruptivo.
https://www.youtube.com/watch?v=ftRJ4DJwwHU
También fue creativa, aunque repetitiva, la serie Relato Salvaje de Patria Grande, que postula a Claudio Lozano e Itaí Hagman.
https://www.youtube.com/watch?v=OTdb1CdWfg0
La lista que postula a Héctor “Cacho” Bidonde hizo un complejo spot que, de no ser elegido jefe de gobierno, le servirá como reel de sus trabajos como actor:
La performance, que es una de las manifestaciones más en boga en el arte contemporáneo, será parte de la Bienal de esa rama que inagurará a fin de mes el centro cultural Néstor Kirchner. También formó parte de la campaña porteña. Desde “carreras por la vivienda” y clases públicas impulsadas por el candidato Bodart hasta metegoles en el Obelisco realizados por Pablo Ferreyra, la performance se hizo presente. Quizás intentos infructuosos de llegar a las masas con un mensaje político, pero que pueden ciertamente ingresar al grupo de extrañezas de la comunicación política en el año 2015.