«Según los especialistas más importantes del mundo, muchos de ellos norteamericanos, esta crisis es solamente comparable, en cuanto a su envergadura, con la de los años treinta. Aunque no hablemos de cuál fue más importante, sin duda es una de las mayores de la etapa capitalista. Por eso me parece anacrónico y desacertado decir que los desafíos de nuestro modelo económico hayan sido capitalizar un favorable ‘viento de cola’. Lo que estamos mostrando es que éste ha sido un modelo que se aprovechó para crecer con inclusión social de una época con una fuerte turbulencia internacional y de gran incertidumbre».
Ese es el núcleo duro del pensamiento del nuevo ministro de Economía, Axel Kiciloff. Interesante reflexión para poner paños fríos a una economía que, hasta hoy, era manejada un poco por todos y mucho por nadie.
Desde aquel elogiado mandato de Roberto Lavagna junto a Néstor Kirchner, el Ministerio no tenía un rumbo claro hasta hoy, con un claro líder y el resto encolumnado detrás.
Eso deben esperar los empresarios, los productores rurales y los inversionistas. Reglas más duras, pero claras, previsibilidad y defensa del trabajo.
Así lo expresó en su última disertación pública, tal como consigna Alferdo Zaiat en Página 12, y así repite entre sus colaboradores. Quienes lo conocen desde su militancia en la agrupación independiente de Económicas TNT (Tontos pero no tanto es el nombre detrás de la sigla) saben qué esperar del joven keynesiano y marxista: heterodoxia económica, fortalecimiento del estado, apertura al diálogo (con firmeza en las decisiones), y profundización del modelo.