El Presidente tiene un grupo formal, con varios ex funcionarios, y otro, informal, de consejeros. Los que cobran y los ad honorem. Quién se instaló en la oficina del desplazado Díaz Gilligan. Los “proyectos” de Lopetegui y las reuniones con ejecutivos de Torello. Nicky Caputo, Grosso y la asesora de Juliana Awada.
Con la nueva estructura de gobierno devenida de los cambios de Gabinete, también se modificó la estructura de los asesores del presidente Mauricio Macri, que cuenta también con consejeros sin cargo como su amigo Nicolás Caputo. el ex funcionario menemista Carlos Grosso y el economista resistido Carlos Melconian.
La incorporación más notable al equipo de asesores presidenciales es la de Gustavo Lopetegui, quien hace 45 días fue eyectado de la Vicejefatura de Gabinete con Mario Quintana. El “ojo mocho” de Macri dice en privado “que sigue haciendo casi lo mismo” que cuando auditaba unos 11 ministerios y organismos descentralizados bajo la lupa de su planilla Excel para controlar el ritmo de la gestión.
Mientras mira de reojo al designado vicejefe Andrés Ibarra, Lopetegui sigue al mando de “unos 7 proyectos” de Presidencia y patrocina almuerzos en el primer piso de Casa Rosada. Recientemente, los empleados jerárquicos de la Afip, que sufrieron una rebaja del 20%, apuntaron hacia el ex CEO de la ex LAN por los ejecutivos de esa aerolínea que recalaron en el organismo recaudador: señalan a un encargado de monitorear los créditos BID que cobra un sueldo de $365 mil.
Aunque ejerce “ad honorem”, Francisco “Pancho” Cabrera también figura como asesor presidencial. Es que luego de su desplazamiento como titular de Producción, asumió como titular del BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior) -cargo por el que sí percibe un ingreso-, que casualmente depende de la cartera ahora conducida por Dante Sica.
Lo extraño es que ocupa un despacho en el primer piso de Casa Rosada: recaló en la oficina que antes pertenecía al ex subsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, renunciado luego que le encontraran una cuenta en un banco de Andorra por 900 mil euros (por ese tema hizo un descargo en la Oficina Anticorrupción cuyo resultado se conocería en breve).
En el entorno de Cabrera aseguran que fue el propio Macri quien le pidió “estar cerca” para seguir concentrándose en políticas “para el mundo empresario” y en ser el nexo con nuevos proyectos con las pymes y también proveerle “agenda” al secretario Fernando de Andreis.
El martes por la tarde participó en el Museo Casa Rosada de la presentación del Plan Nacional de Conectividad, que busca expandir el 4G en todo el país, que encabezaron Macri y Andrés Ibarra, timonel de Comunicaciones.
Justamente con el ex gerente de Boca Juniors negocia el desembarco del gigante del comercio electrónico Amazon, quien estudia instalar un data center regional en Bahía Blanca. Las chances se habían incrementado a comienzos de año pero la corrida cambiaria y la posterior devaluación sembraron interrogantes en cuanto a la operación. La empresa de Jeff Bezos también tiene a Santiago, en Chile, como posible punto de desembarco regional. Pero en Balcarce 50 no se resignan a que pueda haber un anuncio trascendental en pocos meses.
Otro de los asesores que figura en el mapa del estado es Felipe Marino, quien desembarcó en Casa Rosada como funcionario de Secretaría General; una de sus primeras tareas fue auditar las obras de arte legadas del kirchnerismo. Luego del “ajuste de la política”, y la consecuente fusión de secretarías, -en el medio estuvo de licencia por haber sufrido un accidente de tránsito por el que utiliza una prótesis en una pierna- fue promovido como asesor presidencial. Desde entonces asesora al jefe de Estado en temas vinculados a la inclusión, discapacidad y políticas de integración en el deporte e instituciones.
También es asesora presidencial María Reussi, cuya principal tarea es acompañar y aconsejar a la primera dama Juliana Awada. También la asesora en la comunicación de sus redes sociales. En los pasillos de Casa Rosada dicen que, además, oficia como secretaria de la esposa del primer mandatario.
El más influyente de este grupo es José Torello, jefe de asesores presidenciales. Amigo del presidente desde los tiempos del Colegio Cardenal Newman, fue socio en la fundación del PRO. Su tarea es aceitar el vínculo con empresas, de hecho, una vez por semana junto al ministro de Transporte Guillermo Dietrich explican a grupos de ejecutivos “los cambios estructurales” que implementa el Gobierno para atraer las inversiones. También integra la denominada mesa judicial, junto a Germán Garavano y Pablo Clusellas, donde seleccionan a los candidatos a ocupar los juzgados vacantes: sostienen que a fin de año el Concejo de la Magistratura habrá designado a 300 jueces desde la asunción de Cambiemos.
El vocero y amigo presidencial, Iván Pavlovsky, no reviste como asesor: su cargo es coordinador de la Unidad de Comunicación Presidencial dependiente de la Unidad Presidente, la misma que engloba a los asesores presidenciales.
Administrativamente, los consejeros oficiales son designados por la Secretaría General de la Presidencia, quien les liquida sus haberes, a los que les corresponde.
Quien no figura en el listado oficial es la ex canciller Susana Malcorra, que antes de irse a Nueva York dijo que seguiría como asesora ad honorem. Fuentes oficiales contaron que la ex secretaria de Ban Ki Moon acompañó a Macri en algunos viajes oficiales, coordinó la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), celebrada el año pasado en Argentina, y colaboró en las reuniones preparativas de la cumbre de líderes del G20.
Tampoco figura en el organigrama el “hermano de la vida” del presidente, el empresario Nicolás Caputo, a quien se lo vio muy activo en el comienzo de la corrida cambiaria y de sus charlas en el despacho presidencial surgió el regreso de las mesas políticas.
Uno de los integrantes de esas reuniones, el cofundador de Cambiemos Ernesto Sanz, también solía visitar a al presidente en Olivos. Ahora en el entorno del radical confían en que se mantiene alejado de esas discusiones políticas.
El ex gerente de Socma y funcionario menemista, Carlos Grosso también reviste en los hechos como consejero presidencial. Se mostró activo durante el fin de semana de finales de agosto en el que decidió el nuevo cambio de Gabinete.