Con Aníbal Fernández a la cabeza, la aparición del condenado como autor intelectual del Triple Crimen genera ansiedades en el muy convulsionado mundo kirchnerista. Los ya «tocados» por el narcotráfico y los presuntos «encubridores».
Apenas conocida la detención de Ibar Pérez Corradi, acusado de ser el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez, todas las miradas apuntaron a Aníbal Fernández. El ex jefe de Gabinete estuvo desde siempre en la mira de los investigadores y de los medios por sus vínculos con el tráfico de efedrina y con los autores del crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Sin embargo, hay casi una decena de funcionarios K que van a seguir de cerca las derivaciones del caso.
En ese marco, la voltereta de Pérez Corradi, quien ahora dice que prefiere no volver al país por temor a que lo maten, especula políticamente y hasta pronostica la caída del gobierno de Macri, puede lograr que más de uno respire un poco más tranquilo. De todas formas, en la Justicia confían en que los pedidos de extradición serán aceptados por la Justicia paraguaya.
Uno de los ex funcionarios que más complicado puede quedar es José Ramón Granero, quien durante una década comandó la Sedronar, secretaría encargada de la lucha contra el narcotráfico. La jueza María Servini de Cubría ya lo procesó, junto a otros cinco colaboradores de la Sedronar, en una causa por tráfico de efedrina. La figura de Pérez Corradi aparece detrás de esos negociados. Granero dejó su cargo en 2011, luego de peleas con Aníbal Fernández, a quien llegó a acusar de poner trabas en el trabajo de las fuerzas de seguridad en su lucha contra el narcotráfico.
Además de Granero, hay dos hermanos que también llevan los vínculos del tráfico de la efedrina hasta Santa Cruz. Se trata de Máximo (trabajaba en el PAMI) y Miguel Ángel Zacarías (era secretario de Granero), dos de cuatro hermanos con llegada a los Kirchner (los dos otros dos trabajaron en la Casa Rosada). La Justicia los procesó y la Cámara Federal confirmó esa decisión esta semana.
Sergio Berni, ex secretario de Seguridad Interior, ya se vio obligado a salir a hablar y despegarse de las dificultades para detener antes a Pérez Corradi. Quien fuera el hombre fuerte de la Seguridad durante el gobierno de Cristina Kirchner está imputado por presuntamente haber cubierto al hasta el domingo prófugo. Ahora reconoció que tenían información sobre su paradero desde agosto del año pasado (dejó el cargo en diciembre), pero le tiró la responsabilidad a la Justicia por su falta de accionar.
En esa misma línea, si de las declaraciones de Pérez Corradi surge información sobre la red de
complicidades que lo ayudó a mantenerse oculto otro que puede estar preocupado es Oscar Parrilli, ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Al igual que Berni, el ex secretario general de Cristina está siendo investigado por su responsabilidad en la búsqueda infructuosa de Pérez Corradi. El neuquino, sin embargo, decidió guardar silencio.
Héctor Capaccioli es otro de los nombres que debe estar a la expectativa de lo que pueda decir Pérez Corradi.
Desde 2008, el ex superintendente de servicios de Salud está con problemas judiciales por su participación en la “mafia de los medicamentos”, otro de los escándalos donde el nombre del flamante detenido aparece mencionado. Cercano a Alberto Fernández, Capaccioli también está siendo investigado por su rol como recaudador de la campaña de Cristina Kirchner en 2007, donde se detectaron aportes de empresas farmacéuticas involucradas en la mafia y en el tráfico de efedrina, entre otros, aportes de Forza, uno de las tres víctimas de General Rodríguez.
En el entorno de Aníbal Fernández hay otros dos nombres que se suman al listado de “preocupados por Pérez Corradi”. Son Andrés Meiszner y María del Carmen Falbo. El primero es el hijo de José Luis Meiszner, amigo de Aníbal y buscado por la justicia de Estados Unidos por su participación en el FIFA Gate. Fue el titular del Renar (registro de armas) y en los tribunales investigan la hipótesis de que desde ese organismo se le dio cobertura a Pérez Corradi para importar efedrina en cargamentos de pólvora. Además, allí trabajaba ¿informalmente?
Martín Lanatta, condenado a prisión perpetua por el triple crimen.
Falbo es la procuradora general de la provincia de Buenos Aires. También cercana a Aníbal (fue su abogada defensora en el pasado), está en la mira de sectores políticos y judiciales por supuestamente proteger a Pérez Corradi.
Como sea, el más comprometido, por lo menos políticamente, sigue siendo el presidente de la Confederación Argentina de Hockey. Por ese rol, Aníbal se fue ayer a Londres y declaró no estar preocupado. Su futuro político y judicial, no obstante, estará atado a las derivaciones de este caso y, en especial, a lo que Pérez Corradi decida contar qué sabe sobre una tal «morsa».