La semana pasada se originó un gran revuelo por la desafortunada infografía que acompañó una presentación del Ministerio de Producción, la misma que encabeza esta columna. Más allá de la inconducente reproducción de estereotipos, los números no se condicen con lo que la imagen proyecta.
“En el gráfico se muestra como siete personas rubias y blancas de traje sostienen como pueden a cientos de personas morochas y enojadas”. De esta manera rebotaba en Twitter y a través de cientos de usuarios la indignación por los tintes racistas de la ilustración elegida. Y que incluso generó memes instantáneos como el siguiente.
Pero hay otro punto que trasciende lo anecdótico del fallido. Porque lo que también es errado es el mensaje que se pretende transmitir, el de una pequeña minoría que sostiene a una gran mayoría. Para desmenuzarlo, analizamos los grandes números de la recaudación del año 2018.
Los ingresos nacionales del fisco totalizaron en 2018 los 3.713.409 millones de pesos. De este total, el 62% correspondió a impuestos, un 32% a la seguridad social y el restante 6% a recursos aduaneros.
Hilando más fino, vemos que tres de cada diez pesos que recaudó el Estado Nacional en 2018 fue a través del impuesto al valor agregado (IVA), siendo el concepto más importante. Como es sabido, este impuesto se aplica sobre los distintos eslabones de producción y es trasladado en su mayoría al consumidor final.
Parece exagerado entonces difundir que un puñado de personas sostienen a una gran mayoría cuando la estructura de recaudación se sostiene en buena medida en un impuesto horizontal y regresivo como es el IVA, que abonan por igual sectores populares como aquellos más pudientes.
Más aún, el significante se aleja más de la realidad cuando vemos que por bienes personales, un impuesto que grava el patrimonio o la “riqueza” -para muchos teóricos fuente de propagación de la desigualdad-, significó tan solo el 0,4% del total. Si los más ricos están haciendo un gran esfuerzo lo disimulan bastante bien.
Para citar un ejemplo y a modo de comparación, el conjunto de países de la OECD recaudó un 5,7% del total de ingresos en concepto de impuestos a la propiedad, mientras que el impuesto al valor agregado significó un 20% para el año 2016.
Si bien los datos de la presentación del organismo oficial apuntaban a señalar cuánto ingresa al erario a través de cada régimen de recaudación (básicamente régimen general versus monotributo), es confuso y puede llevar a conclusiones equivocadas interpretar que el 20% aporta el 99,4% de los ingresos.
Del resto de los conceptos, el impuesto a las Ganancias aporta otro 20%. Nuevamente, en los últimos años un número creciente de personas han quedado alcanzadas por este impuesto y no son necesariamente parte de la elite económica nacional.
Las empresas y trabajadores, en concepto de aportes, contribuciones y obra social constituyen un 29% del total. Según los datos del Ministerio de Trabajo a noviembre del año pasado existían más de 12 millones de trabajadores registrados. Resta señalar lo obvio: no son una minoría, ni su composición es homogénea.
En definitiva, los datos duros refutan la representación escogida y nos señalan que la realidad es mucho más compleja. No deja de preocupar, sin embargo, que desde el propio Estado se contribuya a reproducir una idea que además de francamente discriminatoria es equivocada.