El titular del Indec defiende la medición basada en ingresos familiares, acorde a los criterios de la OCDE a los que la gestión Macri quiere ingresar. La ministra de Desarrollo Social, en cambio, quiere usar un parámetro multidimensional, al estilo del Observatorio de la UCA que el macrismo usó en el pasado para criticar a los K y que ahora sería más gentil con el objetivo del Presidente de ser evaluado por bajar la cantidad de pobres.
La forma en que se mide la pobreza podría generar tironeos en el Gobierno nacional: mientras el Indec que conduce Jorge Todesca defiende que se releve por ingresos del grupo familiar -como lo hacen los países de la OCDE, organismo internacional al que Argentina aspira ingresar-, en el Ministerio de Desarrollo Social, de Carolina Stanley, prefieren utilizar un tamiz “multidimensional” -que tenga en cuenta el acceso de los hogares a servicios como agua y cloacas– similar al que usa el Observatorio de la UCA en sus ya tradicionales relevamientos.
No es un tema menor ya que, aunque ha quedado atrás el utópico eje de campaña de pobreza cero, el presidente Mauricio Macri ha pedido que se evalúe a su Gobierno por si al final de su mandato lograra bajar el primer índice que arrojó el nuevo Indec -32,2%- allá por septiembre de 2016.
Con todo, en el oficialismo se muestran satisfechos por la recuperación del Indec luego de las intervenciones perpetradas durante el kirchnerismo. Todesca, director del instituto, protagonizó varias polémicas en lo que va de su gestión: a poco de arrancar anunció la salida de la directora técnica Graciela Bevacqua luego de varios cruces. A fines de mayo desmintió al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que había sugerido que se iban a revisar los números de pobreza de Córdoba. Por este mismo tema, hace dos semanas, recomendó que el gobernador Juan Schiaretti le busque un reemplazo al funcionario que maneja las estadísticas en esa provincia, Héctor Conti, “porque no tiene formación para sostener discusiones técnicas”. El cordobés fue durísimo en su respuesta.
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De fuertes convicciones, así se mostró el director del instituto estadístico hace unas semanas durante una visita a la sala prensa de Casa Rosada. Cuando fue consultado sobre si se evaluaba cambiar la metodología para medir la pobreza, contestó que “la mayoría de los países del mundo la miden por el ingreso de los habitantes. La UCA, que realiza un trabajo muy serio, tiene un modelo de medición de pobreza multidimensional que sólo lo practican cinco países en el mundo”.
En este sentido, defendió el modelo de medición actual que, alegó, es el mismo que utilizan los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que Argentina aspira a integrar y por la cual el Estado –incluido el Indec- se está ajustando a distintos protocolos.
Es que las naciones de la OCDE miden la pobreza en relación al resto de los habitantes: en sus registros se consideran pobres a aquellas personas que tengan menos del 50% de los ingresos medios de la población.
Los relevamientos de la UCA, que cotejan además de salario carencias en el hogar, en la salud y educación de las familias, fueron utilizados años atrás por el macrismo para denunciar que el kirchnerismo manipulaba las estadísticas y ocultaba a los indigentes. Aunque en Casa Rosada no se cuestionan las cifras vertidas por el Observatorio de la Deuda Social, defienden las del Indec que, en verdad no difieren demasiado.
Pero no todos los funcionarios respaldan el método oficial para trazar el mapa de la pobreza en Argentina. En privado, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley reconoce ante su equipo que no cree “en la pobreza medida sólo por ingresos”.
Es por eso que el gabinete de Desarrollo Social afina los registros para ir “hacia un modelo multidimensional de pobreza y que los datos de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) sean mejor usados” en el labor diaria que lleva adelante el ministerio.
“Lo que queremos es mejorarle la vida a la gente y quizás eso no sólo lo podamos ver por los ingresos. Con los datos de la EPH sabremos dónde se necesita ir con el Estado con obras de cloacas o soluciones habitacionales para mejorar su calidad de vida y con eso armaremos una base datos”, explicó un allegado a la funcionaria.
Aunque cerca de la ministra descartan que la base de datos vaya a convertirse en una medición paralela a la del Indec, esas cifras podrían ser más amigables para la meta presidencial de “bajar la pobreza” teniendo en cuenta la inversión en agua, cloacas y soluciones habitacionales que emprende el Gobierno y que a finales 2019 serían bien ponderadas en ese registro.