Tres de cada diez trabajadores de la Argentina están «en negro», según estadísticas del Ministerio de Trabajo de la Nación. Pese a que el gobierno nacional se jacta de haber creado cinco millones de puestos de trabajo y haber reducido la desocupación a un 7 por ciento, el empleo informal sigue siendo una de las principales deudas de la década kirchnerista.
Ese 32 por ciento de trabajadores que está en situación irregular es mucho menor al nivel que se registraba en 2001, pero todavía es mayor al número que se registraba en la década del 70.
¿Quién es el responsable?
Una altísima fuente del ministerio le endilgó la culpa a los empresarios: “Presionan a los diputados para que no aprueben leyes que aumenten su costo laboral. Por eso, esta semana abrimos un diálogo social para negociar directamente con ellos y con los sindicatos”, apuntó el funcionario a Borderperiodismo.
Ahora bien, en el Estado le echan la culpa al sector privado pero, ¿el Estado como empleador cumple las leyes que le pide a los empresarios que cumplan?
En junio pasado, el diario La Nación publicó un informe donde se detallaba que el 26,4 por ciento de los empleados estatales no tiene un vínculo estable con Nación y el 12, 2 no está registrado. El Estado se suma así a dos sectores históricos del empleo informal: los trabajadores rurales que tiene el 66 por ciento de sus empleados en negro y las laburantes domésticas con un 88 por ciento.
Borderperiodismo consultó al economista Ernesto Kritz, director de estudios laborales y sociales de la consultora Poliarquía para tratar de indagar acerca de las causas de este problema social:
BP: -¿Por qué hay tanta gente con trabajo no registrado?
-Fundamentalmente porque un enorme sector del mercado de trabajo –cerca de cuatro millones de personas- no tiene buenos niveles de calificación laboral y por ello no son requeridos por las empresas más grandes. El 60 por ciento de los trabajadores informales no completaron la secundaria. El problema es que son empresas tan pequeñas que son muy difíciles de detectar por el estado. Son microemprendimientos de no más de tres o cuatro trabajadores con un alto grado de eventualidad, lugares de muy baja productividad.
BP-¿En qué rubros se concentra el trabajo sin registrar?
EK-Además del campo y las empleadas domésticas, en el comercio es donde más ha crecido últimamente, sobre todo en los pequeños comercios. También en la construcción a partir de pequeñas obras en hogares o empresas.
BP- ¿Qué habría que hacer para bajar estos índices?
EK-Realmente es muy difícil pensar en soluciones a corto plazo. Lo primero es buscar estímulos fiscales para los empleadores…
BP- Justamente en las recientes reuniones del diálogo social hubo varios planteos en ese sentido. Uno de ellos tiene que ver con permitir que las MiPymes (miniempresas de tres o cuatro empleados) puedan pagar cargas fiscales por un solo trabajador y no por cada uno de ellos.
EK-Esa es una buena medida desde ya. Y también el avance de los controles y las fiscalizaciones de las que se está hablando en esas reuniones. Pero con eso no va a alcanzar. Lo óptimo sería un regimen de universal que brinde subsidios a estas miniempresas y un sistema de seguridad social básico para todos. Por eso creo que son medidas de muy largo plazo, lamentablemente.
BP- ¿No es contradictorio que el país haya crecido tanto en su PBI pero mantenga índices tan altos de trabajo informal?
EK-Argentina creció mucho en su calidad laboral hasta 2008, pero desde ese año hay un estancamiento importante.
BP- En 2008 comenzó la crisis internacional, ¿ésta puede ser una causa?
– Quizás influyó, es cierto, pero creo que la mayor influencia fueron los factores locales. Sobre todo por la caída de la inversión y cierto clima de incertidumbre. En realidad, la clave pasa porque el Gobierno asuma el problema de una vez por todas y brinde al Estado políticas activas para poder regular un sector que se caracteriza por estar por fuera de toda regulación legal.
Tal vez, de eso se trata entonces, de llevar el estado a donde no llega, de poner luz donde hay oscuridad, de poner blanco sobre negro.