Es odioso decir «te lo dije».
Pero, te lo dije.
El gran reclamo ausente del paro del 10 de abril fue el empleo en negro. Y es un punto que #Borderperiodismo viene resaltando hace tiempo: en la Argentina, el 35 por ciento de los trabajadores tienen una relacion laboral precaria. Esto implica ausencia de contratos, pago de jubilaciones y obra social, menor sueldo… es decir, trabajos que pueden perderse de un plumazo sin derecho a pataleo, y más costos a cargo del «empleado», que con suerte se hace cargo de las cargas sociales por su cuenta.
Es este universo que comprende al 35% de la población económicamente activa y ocupada, la gran variable de ajuste. Son los soldados que están en el frente de batalla, y que caen primero cuando baja el ritmo de la economía, cuando arrecia la inflación o cuando o cuando suben los impuestos.
El Gobierno acaba de lanzar un plan para reducir ese enorme 35% en 5 puntos para los próximos dos años. El objetivo es formalizar a 600 mil trabajadores, con beneficios y descuentos impositivos para las pequeñas y medianas empresas que blanqueen su personal.
Como ya nos ha acostumbrado el kirchenrismo, la medida llega tarde, sobre el final de un Gobierno. Es de esperar que ninguno de los candidatos se opongan a algo tan importante, pero como en todo, hay matices.
Para trazar un paralelismo, el porcentaje de empleo en negro se parece a la inflación. Mentir sobre estas variables implica un descrédito interno y externo (allí lo vimos a Kicillof recomponiendo la relación con el FMI que tanto denostó) y un desfazaje entre lo que es y lo que se relata. Nadie puede negar la notable disminución de la desocupación en la Argentina de los últimos 10 años. Pero también podemos encontrar incontables casos a nuestro alrededor de personas que a pesar del empleo, no llegan o llegan muy justo a fin de mes. ¿Es un avance ese 7% de desocupación? Claro que sí, al inicio de la década rondó el 20%. ¿A todos los empleados les alcanza con su sueldo? No, y ese es un gran problema, al que además se le suma el fantasma de la estanflación.
Y aquí volvemos al punto de la aceleración de los precios: con el 2,6 de inflación oficial para marzo, el acumulado en lo que va del año pisa los 10 puntos. Es un ritmo elevado, y tal como advirtió la Fundación Observatorio PYME, la combinación de la suba de precios y la desaceleración de la economía (eso es la estanflación) pondría en riesgo entre 400 mil y 1,2 millones de puestos de trabajo en el sector de la pequeña y la mediana empresa.
Son, por supuesto, análisis de escenarios futuros, pero serios y que deben atenderse.
Apaludimos la medida de atacar el empleo en negro, pero advertimos que llega tarde y con una crisis que no termina de despejar del horizonte argentino.