El ex jefe de la Policía Federal durante el gobierno de Cristina Kirchner, Román Di Santo, fue imputado por su accionar en la escena del crimen del fiscal Alberto Nisman. La acción judicial surge de las graves irregularidades detectadas durante el procedimiento llevado a cabo en el departamento de Nisman en el complejo Le Parc de Puerto Madero.
El fiscal fue hallado muerto con un disparo en la cabeza el 18 de enero de 2015. También fue imputado Luis Alberto Heiler, ex jefe de la Prefectura, quien se presentó para notificarse de su situación legal.
El fiscal Eduardo Taiano, encargado de la investigación, había solicitado estas imputaciones debido a lo que describió como «graves irregularidades» que comprometieron la recolección de pruebas en el lugar.
Entre las evidencias perdidas se destacan una tercera vía de acceso al departamento que no fue identificada. Además, de la falta de toma de temperatura del cuerpo y del ambiente. Taiano afirmó que estas falencias ponen en riesgo la posibilidad de esclarecer los hechos.
Durante la madrugada en la que se descubrió el cuerpo de Nisman, más de 60 personas ingresaron al departamento, dejando un escenario contaminado. Increíblemente, no se hallaron huellas del fiscal, pero sí de uno de los prefectos que debía preservar el lugar.
Di Santo, quien dirigió la Policía Federal entre 2012 y 2016, presentó un descargo en el que sostuvo que actuó bajo órdenes del entonces secretario de Seguridad, Sergio Berni. Según su declaración, Berni le ordenó asistir al lugar y él actuó como «auxiliar de la Justicia» sin interferir en las tareas técnicas de sus subordinados. Aseguró no haber impartido órdenes ilícitas y calificó de “descabellada” la imputación en su contra.
Berni, quien también estuvo presente en el lugar del hecho, declaró en su momento que mantuvo dos comunicaciones con Kirchner durante esa madrugada. Sin embargo, peritajes sobre los cruces telefónicos revelaron que hubo al menos 31 comunicaciones entre ambos en esas horas, de las cuales 18 fueron realizadas por la ex presidenta. Estos datos generan interrogantes sobre la coordinación y manejo de la escena del crimen.
El operativo en el departamento de Nisman ha sido ampliamente cuestionado. Testigos relataron que algunos de los presentes comían y bebían mientras los peritos trabajaban. Incluso, la pistola utilizada fue limpiada con papel higiénico, lo que eliminó posibles rastros de huellas. Estas fallas contribuyeron a dificultar la obtención de pruebas que podrían haber sido clave para esclarecer la muerte de Nisman.
La imputación de Di Santo y Heiler es apenas el inicio de las responsabilidades penales que podrían derivarse de las irregularidades en la escena del crimen. La Justicia ahora evalúa si otros funcionarios que estuvieron presentes esa noche, incluidos superiores como Berni, podrían ser investigados en profundidad.