Ayer, en la entrevista que concedió a Esteban Trebucq para La Nación Más, el presidente Javier Milei no dudó en arrojar un titular picante, al asegurar que su vicepresidenta, Victoria Villarruel, “no tiene ninguna injerencia en la toma de decisiones”, que “no participa de las reuniones de gabinete” porque así lo decidió ella, que mantiene con ella exclusivamente el diálogo “institucional” necesario para que ambos “cumplan sus roles” y que la titular del Senado “está más cerca del círculo rojo” y de “la casta”.
Los dichos del presidente inmediatamente causaron revuelo, ya que es la primera vez que Milei, explícitamente, evidencia el distanciamiento que se veía viendo entre ambas figuras de La Libertad Avanza. Además de desacuerdos y diferencias en distintos puntos de vista – sumado a que en un primer momento Villarruel se iba a hacer cargo del área de Seguridad y Defensa, puestos que terminaron ocupando Patricia Bullrich y Luís Petri, dos figuras de origen PRO – hay otra razón que podría explicar la tensión: Villarruel tiene mejor imagen positiva que Milei.
Según una encuesta difundida en X por el consultor Juan Courel, de la consultora Alaska Comunicación, Villarruel tiene 28 % de imagen muy positiva, y 25,1 % de imagen positiva, lo que le da un total de 53,1 % de aprobación entre los encuestados. En paralelo, 9,9 % de los encuestados tienen una imagen mala de la vicepresidenta, mientras que 28,8 tiene una imagen muy mala; en suma, Villarruel tendría 39,7 % de desaprobación. Es decir, que la vice tiene 13,4 puntos más de imagen positiva por encima de la negativa.
Por el otro lado, si bien Milei no está muy lejos de su vice, lo cierto es que el libertario está algo rezagado. Según la encuesta, el mandatario tiene 37,6 % de imagen muy buena, y 14,6 % de imagen buena, dándole como resultado un 52,2 % de imagen favorable. Sin embargo, lo interesante es que el presidente tiene 7,6 % de imagen mala, y 40 % de imagen muy mala: 10,2 % más de imagen muy mala que Villarruel. Si se suma el porcentaje de imagen desfavorable del mandatario, da como resultado 47,6 % de imagen negativa, 7,9 % más que la de Villarruel. En suma, Milei tiene solo 4,6 puntos más de imagen positiva que negativa.
Es probable, sobre todo teniendo en cuenta la personalidad del jefe de Estado, que esta valoración positiva sobre Villarruel por encima de la suya, haya sumado tensión. Sobre todo si se tiene en cuenta la larga historia de rispideces entre presidentes y vicepresidentes en la historia argentina.
Milei y Villarruel: cómo fue escalando el conflicto
Recién a fines de octubre, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reconoció que había “diferencias” entre Milei y Villarruel. Poco antes, Milei había dicho que “no sabía” si Villarruel había tenido algo que ver con la visita de una delegación de legisladores de La Libertad Avanza a ex represores de la última Dictadura Militar en la cárcel.
Las internas quedaron aún más a la vista cuando poco antes de eso la diputada Lilia Lemoine criticó a Villarruel por “desmarcarse” de la figura de Milei. La ex cosplayer fue más allá cuando trató a Villarruel de “la peor vicepresidente de la historia”.
Pero no solo eso: Villarruel llegó a cuestionar la candidatura del juez Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema, juez que era y es promovido por Milei, quien incluso ha llegado a decir recientemente que podría nombrarlo por decreto para que integre el Máximo Tribunal.
A comienzos de ese mes, presidente y vicepresidente llegaron a tener actos separados para honrar la memoria del Gral. José de San Martín.
A pesar de la tensión cada vez más evidente entre los dos mandatarios, hubo varios esfuerzos en minimizarla. Poco antes de octubre, mes a partir del cual parece haberse recalentado la interna entre ambas figuras -aunque ya había descontento – Villarruel había asegurado que la relación entre ambos mandatarios estaba “bien”. El vocero presidencial, Manuel Adorni, había afirmado en su habitual conferencia de prensa que entre ambas figuras “no había rispideces”. Sin embargo, ya en Marzo, Milei había deslizado que Villarruel tenía una “agenda propia e inconsulta”, entre otros episodios donde se evidenciaban sus diferencias. Habrá que esperar para ver cómo sigue esta difícil relación.