La CGT volverá a movilizarse contra la gestión de Javier Milei el miércoles 30 de abril por el Día del Trabajador que se conmemora el día siguiente, en momentos en que volvió a tensar la relación con la Casa Rosada tras el reciente tercer paro general y con el FMI reclamando una reforma laboral como parte del acuerdo por el que destinará al país US$ 20.000 millones.
Será en un escenario en el que vuelve a hablarse de una reforma laboral que pide el FMI y que el Gobierno deberá negociar con la central obrera. Pero no será tan rápido porque todo indica que la gestión libertaria esperará que pasen las elecciones de la próxima conducción de la CGT en noviembre y que el Congreso ya cuente con su nueva conformación cuando asuman los flamantes diputados y senadores en diciembre.
Por las dudas, un referente de la CGT, su secretario de Prensa, Jorge Sola, ya mandó un aviso: "Si el Gobierno o algunos que se dicen opositores pero son aliados, tienen en mente una reforma del mundo del trabajo o de la previsión social debieran tratarlo con nosotros".
La marcha comenzará a las 14 con una concentración en la intersección de las avenidas Independencia y 9 de Julio y culminará en el Monumento al Trabajo, en el "bajo porteño", sobre la Avenida Paseo Colón.
En paralelo, los secretarios generales cegetistas invitaron para ese mismo día a los gobernadores del peronismo, entre ellos el bonaernese Axel Kicillof, para incorporarlos a una reunión del Consejo Directivo de la central obrera en la sede de la calle Azopardo.
Tras conocerse la convocatoria, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cuestionó a la CGT por haber elegido el 30 de abril como fecha para marchar por el Día del Trabajador, al advertir que eso implica "perder un día de trabajo" y que es "´otra vez sopa´ para la gente".
De esta forma, la CGT mantendrá activo el conflicto con la gestión Milei en medio de la trama interna de la central, que tendrá que afrontar en noviembre una renovación de autoridades tras la división entre sus diferentes sectores.