La presencia de Javier Milei en el Luna Park desató la reacción de Malena Galmarini, ex titular de AySA, quien no escatimó críticas hacia el presidente. En un extenso mensaje en redes sociales, la dirigente del Frente Renovador cuestionó fuertemente al político, describiéndolo como «adicto a los likes» y acusándolo de tener un «cerebro infartado de odio».
«Un señor con el corazón lleno de agujeros y el cerebro infartado de odio. Nos tiene de rehenes un tipo que solo quiere rating, ser el programa más visto…», comentó en la extensa publicación en X.
Galmarini comenzó el posteo señalando que, en su opinión, Milei no aspiraba a la presidencia por un verdadero interés en el país, sino más bien por una sed de poder: «El presidente que no quería ser presidente, sólo quería ser poderoso. No quería destruir “la casta”, solo pertenecer a ella. Ese Estado que no le dio lugar, que lo marginó», sostuvo. Según su análisis, detrás del discurso antiestablishment de Milei se oculta un deseo de pertenecer a la élite política.
La pareja del exministro de economía enumeró también una serie de datos sobre la gestión de Milei en los últimos cinco meses, resaltando preocupantes indicadores económicos y sociales. Desde un aumento en la pobreza hasta la duplicación de la indigencia, pasando por una caída del salario promedio y la pérdida de empleos, la ex funcionaria pintó un panorama complejo para el país.
La dirigente hizo hincapié en lo que ella describió como el «síndrome de la alfombra roja» que afecta a Milei, refiriéndose a su aparente adicción a la popularidad y la atención mediática. Según Galmarini, esto lo lleva a buscar constantemente la aprobación de sus seguidores en redes sociales, incluso a costa del bienestar de la nación.
Además, Galmarini acusó a Milei de regocijarse en el sufrimiento ajeno: «Disfruta del dolor ajeno. El resentimiento propio lo derrama sobre quienes sufren. Y disfruta…», señaló la exfuncionaria.
Sobre el final de su publicación hizo un llamado directo al presidente, a quien le recordó las responsabilidades inherentes a su cargo y lo instó a asumir un liderazgo responsable: «Señor Presidente, el sillón de Rivadavia viene además de, con el avión presidencial, la secretaria y el chofer, la lapicera para gestionar por el bien común de la sociedad que lo votó. Honre el lugar que buscó y le dieron. Viene con prerrogativas y responsabilidades! “Que se ponga las bolas y dirija el país”, como le dijo su jefe…», cerró.
