Luego de recibir al presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la Casa Rosada, Javier Milei viajó a Brasil para participar en la cumbre del G20, donde dio un discurso buscando posicionar al país con un eje conservador en la región alineado a la postura de Donald Trump.
La Cumbre de jefes de Estado del G20 comenzó en Río de Janeiro con el lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa del presidente brasileño, Lula da Silva, que nace con 147 miembros fundadores, entre los cuales 81 países y 24 organizaciones internacionales.
Durante el primer día de la cumbre el presidente firmó el documento final de la organización, aunque no aceptó las condiciones de la Agenda 2030. A su vez, en su discurso sobre las reformas de las instituciones de gobernanza global mencionó: “Hoy, lo que rige en la comunidad internacional es un esquema de imposición. No uno de cooperación simétrica y autónoma”.
De forma similar a lo que se expresó en un comunicado oficial de la Casa Rosada durante las últimas horas, Milei llamó a “correr al Estado” para luchar contra el hambre y la pobreza, y se planteó que “hoy, a casi 70 años de haberse inaugurado este sistema de cooperación internacional, llegó la hora de reconocer que este modelo está en crisis, porque desde hace tiempo que está en falta con su propósito original”.
“Debemos desregular la actividad económica para liberar el mercado y facilitar el comercio, y que el intercambio voluntario de bienes y servicios sea lo que traiga prosperidad. El capitalismo de libre mercado ya sacó de la pobreza extrema al 90% de la población global y duplicó la expectativa de vida”, detallaron desde el gobierno en el texto.
En ese sentido, Milei expresó en la cumbre: “Hemos fracasado en cumplir con el mandato de cooperación internacional voluntaria entre iguales. Hoy, lo que rige en la comunidad internacional es un esquema de imposición. No uno de cooperación simétrica y autónoma”.
Por otro lado, aseguró que el concepto «gobernanza global» se convirtió en “la etiqueta del fracaso” y en “sinónimo de imposiciones de todo tipo a nuestras naciones y nuestros ciudadanos”. Y agregó: “Desde barreras a la producción y el comercio, hasta mandatos de censura a la expresión libre, pasando por imposiciones culturales y condicionamientos en el acceso al mercado de crédito. El problema es que estas definiciones no son acuerdos entre partes, sino exigencias, porque se fustiga a quien osa tener una mirada propia. El régimen internacional se convierte en un corsé que nos asfixia”.
Y continuó: “Nos han llegado a acusar de promover discursos de odio, de ser antidemocráticos o de ser un peligro para los derechos humanos, meramente por tener una opinión disidente. Esto quiere decir que los mecanismos de gobernanza global ofrecen solo dos caminos: sumisión o rebeldía. Bueno, antes que ser esclavos, nosotros preferimos la rebeldía”.
Finalmente Milei se mostró en contra de restringir la libertad de expresión, trasgredir el derecho a la propiedad de los individuos a través de impuestos y regulaciones, limitar el derecho de los países a explotar sus recursos naturales e “inventar privilegios de sexo, raza, de clase o de cualquier minoría”.
Los gobiernos de Milei y Lula firmarán un acuerdo por el gas de Vaca Muerta
El Presidente de la Nación, Javier Milei, va a firmar un acuerdo con el Mandatario de Brasil, Lula Da Silva, para que llegue el Gas de Vaca Muerta al país vecino.
Más allá de las diferencias ideológicas entre los dos mandatarios, estos no dejan de lado los negocios entre los países. Ambos gobiernos firmarán este lunes un Memorando de Entendimiento (MOU) para que el gas natural de Vaca Muerta pueda llegar al país vecino a través del desarrollo de la infraestructura de gasoductos.
La información fue confirmada por fuentes oficiales del gobierno al tanto de las conversaciones. La rúbrica estará a cargo del ministro de Economía, Luis Caputo, y su par de Minas y Energía brasileño, Alexander Silveira, en el marco de la cumbre del G20 que se celebra esta semana en Río de Janeiro.
Este convenio tendrá como objetivo la creación de un grupo bilateral para facilitar el suministro de gas natural argentino a Brasil en diferentes modalidades. También mencionará las rutas alternativas de los ductos que podrían desarrollarse para que el fluido pueda abastecer la creciente demanda del país vecino.
“La apertura del mercado de gas en Brasil podría generar beneficios a largo plazo, incluyendo inversiones, empleos y reducción de los precios de los alimentos, con una demanda estimada en 30 millones de metros cúbicos por día hasta 2030″, dijo Silveira a través de un comunicado.
Para los brasileños podría significar energía barata para abastecer la creciente demanda industrial del sur y la posibilidad de producir fertilizantes a precio competitivo. Mientras que para la Nación resultaría en una posibilidad única para generar divisas ante un gran cronograma de vencimientos de deuda dentro de los próximos años que puede equilibrar una balanza comercial que por ahora es deficitaria.
