Luego de que ayer Diputados le diera media sanción a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, alternativa a la que el gobierno estableció en su Decreto de Necesidad y Urgencia, el presidente Javier Milei aseguró por redes: “no voy a entregar el equilibrio fiscal de ningún modo. Defenderé la caja a veto puro si es necesario”. Según la Constitución, el presidente tiene la potestad de vetar parcial o totalmente una ley (lo cual no quiere decir que luego la ley no pueda ser aprobada de todas maneras). Este conflicto reflotó el debate sobre los usos que el Ejecutivo puede hacer de esta facultad y sobre cómo fue usada desde la vuelta de la democracia.
Desde el 83, el veto presidencial fue usado más de 300 veces.
El presidente argentino que hizo más uso de esta facultad fue Carlos Saul Menem: durante la década del 90’, en la que le tocó gobernar Argentina, el riojano utilizó esta herramienta 195 veces sobre un total de 1.548 leyes sancionadas.
El segundo puesto lo ocupa nada menos que Raúl Alfonsín, el presidente de la transición democrática, quien gobierno del 83’ al 88’. Durante su estadía en Balcarce 50 llegó a vetar 49 leyes sobre la sanción de 645 normas.
El ranking lo continúa otro radical, Fernando De la Rúa, quien tuvo un corto mandato de 1999 a 2001, el cual culminaría con la famosa crisis. El radical vetó unas 46 normas sobre un total de 325 leyes sancionadas durante su paso por la primera magistratura.
Detrás del presidente de La Alianza, le sigue el peronista Eduardo Duhalde, quien en su corta estadía en la Rosada usó el veto presidencial en 37 ocasiones.
Luego es el turno del matrimonio Kirchner: durante sus cuatro años de mandato, Néstor Kirchner vetó 38 leyes sobre un total de 600 normas sancionadas entre 2003 y 2007.
Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner utilizó el veto en sólo 21 oportunidades sobre 909 leyes sancionadas durante sus dos mandatos como presidenta de la Nación.
Durante el mandato de Mauricio Macri fueron vetados siete proyectos de ley aprobados por el Parlamento: cuatro en forma total y tres en forma parcial.
Por último, Alberto Fernández solo usó el veto una vez, en 2019, a poco de haber asumido el mandato y luego de que se decretara la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva.
Cabe destacar que el hecho de que una ley sea vetada no quiere decir que no pueda ser aprobada de todas maneras. Según establece la norma, el Presidente puede vetar de forma parcial o total una ley. Si la veta, la ley vuelve a la Cámara de origen y luego pasará a la Cámara revisora. Si las dos cámaras persisten en su sanción, se ratificará el proyecto inicial.
Valeria Palanza, doctora en Ciencia Política por la Universidad de Princeton especializada en el proceso legislativo, explicó en el medio Chequeado que “en su diseño original, el veto presidencial es una atribución pensada para forzar el consenso entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Tiene el poder de hacer que tanto el Congreso como el Presidente moderen sus posturas y se acerquen a posiciones aceptables para el otro actor”.
