La vicepresidenta Victoria Villarruel concurrió al velatorio de Guillermo López, el gendarme asesinado en la localidad bonaerense de El Palomar. La titular del Senado se presentó en el Parque Memorial de Pilar y estuvo con la esposa de López, Marisa, y su hijo.
No hubo fotos del encuentro, a pedido de la propia vicepresidenta, según trascendió. En sus redes sociales, Villarruel había manifestado sus «condolencias» a la familia de López, quien fue asesinado «luego de una vida dedicada a custodiar nuestra Patria».
«Mi pésame a sus seres queridos, la gratitud a los uniformados que protegen y velan por nuestra soberanía y el reclamo de Justicia para él. Que el peso de la ley caiga sobre sus victimarios», expresó.
Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, envió al jefe de Gabinete de su cartera, Carlos Manfroni, en representación propia, debido a que la funcionaria se encuentra en México con una agenda en materia de seguridad.
López, de 55 años, fue ejecutado brutalmente este jueves por un grupo de delincuentes, quienes lo abordaron cuando llegaba a su casa ubicada en el conurbano. El hecho se produjo cerca de las 19 a pocos metros de la vivienda de la víctima, situada en la intersección de las calles Villegas y Atahualpa.
Las imágenes de las cámaras de seguridad registraron el momento en el que cuatro delincuentes se bajaron de un Toyota Etios y apuntaron hacia el interior del vehículo donde estaba el gendarme junto a un compañero de la fuerza.
La autopsia al cuerpo del gendarme reveló que los delincuentes lo mataron de siete balazos. De acuerdo al resultado preliminar de la necropsia, sufrió dos impactos de entrada y salida, uno en el brazo izquierdo, otro en el antebrazo del mismo lado y otros dos en la extensión de ese miembro.
El informe señaló que una bala ingresó en el glúteo derecho, la cual quedó alojada en aquella zona, mientras que los proyectiles restantes fueron en la axila izquierda con salida el por el dorsal y la última en el hueco extornal.
Según determinaron los investigadores, los agresores abrieron fuego contra el oficial tras ver que tenía un arma que nunca pudo utilizar para defenderse del ataque. Los peritos de la Policía Científica recogieron de la escena del crimen un total de 13 vainas servidas.