El Gobierno anunció ayer su salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la decisión generó el movimiento de diversas voces.
Pasado el mediodía, en las sedes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) –oficina regional de la OMS– en el país y en Washington, derivaban cualquier definición sobre la decisión argentina al organismo ubicado en Ginebra. Los ministros de Salud de las provincias se expresaban en desacuerdo con la decisión, que para el titular de la cartera sanitaria bonaerense, Nicolás Kreplak, “al menos debería haber sido discutida en el Consejo Federal de Salud(Cofesa) con todos los ministros y ministras”.
La palabra desde el Ministerio de Salud de la Nación
Para Mario Lugones, ministro de Salud de la Nación, “salir de la OMS no significa salir de la OPS, que es preexistente y depende de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
La viceministra de Salud de la Nación,Cecilia Loccisano, remarcó que la salida de la agencia sanitaria internacional está vinculada a su rol durante la pandemia: “La OMS no estuvo a la altura de las circunstancias ni del problema que significó la pandemia a nivel mundial y el impacto que tuvo en Argentina”, explicó Loccisano.
“El calendario de vacunación está asegurado y la cooperación internacional no se corta. La realidad es que Argentina no recibe financiamiento directo de la OMS. “Los proyectos específicos de cooperación técnica que sí reciben fondos se gestionan a través de la OPS y seguirán vigentes, como el funcionamiento y la provisión de reactivos y controles de calidad para los laboratorios y centros de referencia nacionales y regionales”, expresó, hace instantes, Cecilia Loccisano, secretaria de Gestión Administrativa del Ministerio de Salud de la Nación.
¿Qué consecuencias puede tener la retirada de la OMS para la Argentina?
Según la Organización Soberanía Sanitaria, se dejaría de tener acceso al fondo rotatorio y estratégico «que nos hace ahorrar millones en la compra de tecnologías e insumos sanitarios». Desaparecería el apoyo a programas de enfermedades transmisibles y no transmisibles, salud mental, materno-infantil, vacunas, entre otros. Esta situación traería la «consecuencia de quedar fuera de las redes internacionales que mejoran nuestras prácticas», sostuvierón desde la fundación.