Por Leila Sucari
Wasila Umaru tiene 14 años, un marido muerto y una causa por asesinato. Hasta el mes pasado, era una chica como cualquier otra: vivía con sus padres y atravesaba la revolución interna que implica dejar de ser una nena. Pero Wasila es nigeriana y, al igual que el 50% de las niñas de su país, la obligaron a casarse. De un día para el otro se convirtió en la esposa de un hombre 21 años mayor. La infancia se desplumó en un segundo y el futuro pasó a ser el de una mujer-objeto que debía estar dispuesta a parir, limpiar y complacer sexualmente a un marido al que no amaba y apenas conocía. La noche del homicidio, el hombre había invitado a doce amigos para festejar la unión. Pero Wasila no tenía nada que celebrar. Por eso, mientras preparaba la cena, vació un frasco de raticida en la comida. Después sirvió los platos y esperó. Al poco tiempo, su esposo y tres de los amigos murieron. La joven novia confesó y será acusada de homicidio culposo.
Cada año, 10 millones de menores de edad son obligadas a contraer matrimonio. Dicho de otra forma: cada 19 minutos una niña es casada. Nigeria, sobre todo en la región musulmana del norte, es uno de los países donde hay más cantidad de “niñas novias”. Según un informe de UNICEF, “Las niñas se convierten en esclavas domésticas y sexuales. Sus derechos a la salud, a la educación, a la no discriminación y a la libertad física y psicológica son violados”. En las regiones más pobres, las nenas se casan a partir de los ocho años. La causa de que esto suceda depende de varios factores. Influye la tradición y el dominio del sistema patriarcal, pero sobre todo es por motivos económicos. Las mujeres son consideradas bienes de intercambio: al dar a una hija en matrimonio, la familia se deshace de un gasto -incluso muchas veces recibe un dote – y el marido adquiere una esclava de tiempo completo.
“Debería ser penalizado como un crimen”, señala el informe de UNICEF. «No se puede justificar con argumentos tradicionales, religiosos, culturales o económicos». Las consecuencias de los matrimonios forzados y prematuros son muy graves. A esa edad, las nenas no están listas ni emocional ni físicamente para ser madres y esposas. Según James Rosen, consultor de salud de la Organización Mundial de la Salud, las adolescentes menores de 16 años corren cuatro veces más riesgo de muerte materna y la tasa de mortalidad de sus bebés es 50% más alta que la de mujeres mayores de 20. En Nigeria y Etiopía, más del 25% de las pacientes con fístula obstétrica (un desgarro entre la vagina y el recto) habían quedado embarazadas antes de los 15 años y más del 50% antes de los 18 años. El problema es que los cuerpos aún no están desarrollados, por eso las complicaciones ligadas al embarazo y el parto son la principal causa de muerte de las “niñas novias”. Además, según el Centro Internacional de Investigación sobre Mujeres, son mucho más proclives a contraer sida y ser víctimas de violencia doméstica.
Los casos que terminan en tragedias son constantes: alrededor de ocho mujeres mueren cada día como consecuencia de los matrimonios prematuros. En 2010, una niña yemení de 13 años murió desangrada luego de ser violada por su marido, un hombre de 24 años desesperado por demostrar su “hombría”. Diez días después, una nena de 11 tuvo que ser hospitalizada por un fuerte desgarro que le provocó su esposo y otra de 12 murió luego de dar a luz. El año pasado, una “niña novia” de ocho años falleció en la noche de bodas, como consecuencia de la violación de su marido de 40 años. Para algunas, la única salida es el suicidio. Al norte de Kabul, una adolescente se mató de un disparo porque no quería ser obligada a casarse. El escape que encontró Wasila al envenenar a su marido, pareciera tener un final –si bien no feliz- más justo. Pero tampoco es así, porque la niña hoy no es considerada una víctima, sino una asesina.
La Ley de Estatus Personas de los Musulmanes, no les concede a las mujeres los mismos derechos que a los hombres y no fija una edad mínima para casarse. “La norma establece que las niñas pueden casarse cuando tienen edad suficiente para comprender”, explicó Jadija al-Dowahi, de la Organización para la Investigación y el Desarrollo dedicada al estudio de los matrimonios tempranos. Lakshmi Sundaram, coordinadora de Girls Not Brides (“Niñas, no novias”), una asociación global que tiene como objetivo terminar con estos matrimonios, dice: “Debemos desafiar la concepción según la cual la niña se convierte en un bien económico. Debemos atender un aspecto fundamental: que tiene un valor intrínseco en tanto ser humano”.
La iniciativa “Niñas, no novias” es apoyada por más de 190 ONGs del mundo. Busca ponerle fin a los matrimonios prematuros, promoviendo que la legislación establezca una edad mínima para poder casarse y que se eviten las uniones forzadas. Además exige que los gobiernos y comunidades se centren en la educación como herramienta de desarrollo en las niñas: está comprobado que por cada año en la escuela, una niña reduce en 4 años el tiempo para casarse. UNICEF, mediante el Proyecto de Educación de las Niñas, trabaja en Nigeria para que aumente la cantidad de nenas escolarizadas y así reducir las disparidades de género. Nacer mujer, en muchas partes del mundo –incluso en nuestro país- es sinónimo de padecimiento y discriminación. Según un informe de la ONU, más del 35% de las mujeres del mundo sufre violencia física y sexual; en algunas regiones la cifra llega al 70%. Como dijo la poeta Emily Dickinson, «Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie», quizá, haya llegado el momento.
Más info:
http://www.unicef.org/spanish/education/nigeria_39351.html
http://www.viahumanita.org/index.php/62-dia-internacional-de-la-nina
http://www.childinfo.org/files/childmarriage_digest7spanish.pdf
http://www.girlsnotbrides.org/
http://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures