Son ranchos de chapa custodiados como una cárcel y perdidos en la llanura como una aguja en un pajal. Los q yo conocí hace años, quedaban en el monte, en Santiago del Estero y había clientes de todos los tamaños.
Adentro, nenas secuestradas por inclasificables sujetos ofrecían su cuerpo sin quererlo, sin decidirlo. Miraban como pichones enjaulados, de reojo y con miedo. Como para no tenerlo..
Susana Trimarco busca a su hija Marita Verón desde hace 10 años. Desapareció de una esquina cerca de su casa y nunca más la volvió a ver. Se imaginan lo que siente esa madre? Yo no.
Susana crió a la hija de Marita e incansablemente buscó. Y mientras Susana no encontraba a Marita, encontró y rescató a muchas otras chicas q eran obligadas a prostituirse.
El anzuelo que se usa un engaño insolente. Les prometen trabajo y las obligan a ser prostitutas. Es decir q las que se arriesgan porque no la tienen fácil con el mercado laboral, porque son pobres y vulnerables, son atrapadas por el mercado de la trata de personas.
Susana fue amenazada de muerte, le quemaron la casa y ella siguió adelante.
Seis años después de su obstinada búsqueda, se introdujo en nuestro código penal el delito de trata. Y una feminista como Nilda Garré creó bajo su órbita la división de Trata de Personas en la Policía Federal. Una mujer policía está a cargo y se lograron rescatar cientos de mujeres y niñas atrapadas.
Hoy comienza el juicio.
Susana no encontró a Marita aún. Encontrará justicia?.