Ahora, Axel Kicillof llamó a licitación para comprar una lancha, con un presupuesto de 315 mil dólares. Se trata de una embarcación nueva, de plástico reforzado en fibra de vidrio, «apta para la navegación en cursos de agua del Delta del Paraná, sus ríos, arroyos y hasta la isla Martín García», con capacidad para 20 pasajeros y dos tripulantes, según las especificaciones técnicas del pliego de la licitación pública, que está abierta. La licitación incluye un motor fuera de borda y un grupo electrógeno.
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En la información básica del proceso licitatorio por la lancha figura que la operación será en dólares y que el presupuesto asignado es de US$315 mil. Aunque en otra documentación del llamado a licitación se menciona un pedido de cotización del dólar fechado en marzo. Se habla de un valor en pesos de $36.288.537,50, hoy desactualizado.
La necesidad de esta compra surge de la Dirección Provincial de Islas, a cargo de Eugenio Liggesmeyer, que depende del Ministerio de Gobierno, de Cristina Álvarez Rodríguez. La idea de la lancha es que haga «un servicio regular de transporte de habitantes y mercaderías varias desde y hacia la Isla Martín García».
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La isla Martín García, reserva natural y sitio histórico, es un punto de interés estratégico para el gobierno de Kicillof, por el que ya hubo algunas tensiones entre la Provincia y el intendente de La Plata, Julio Garro. La idea de invertir para impulsar Martín García como polo turístico también estuvo presente en el gobierno de María Eugenia Vidal.
En medio de este conflicto están los pocos pobladores, propietarios y emprendedores de la isla, donde «todo es del Estado». La nota «El insólito conflicto que enfrenta a los habitantes de la isla donde todo es del Estado», publicada por Nicolás Cassese en La Nación, cuenta que «la isla es una reserva natural donde casi no existe la propiedad privada. Los funcionarios bonaerenses asignan las viviendas, reparten los empleos y autorizan las estadías en contratos que se deberían renovar todos los años, pero suelen estar vencidos».
EL AVIÓN QUE NO FUE
El avión que Berni y Kicillof estaban comprando es el Beechcraft KingAir B250, con número de serie BY377. La nave fue tapa de los diarios en enero, cuando #BORDER publicó que Sergio Berni le había adjudicado esta compra, por 7,19 millones de dólares a Lopez Hower, un intermediario argentino en Estados Unidos. El dueño del avión, sin embargo, lo vendía por 5,75 millones de dólares. La empresa Jetcraft tenía el avión en Guatemala y lo ofrecía en su sitio web. El avión también fue objeto de pedidos de informe de la oposición en la Legislatura bonaerense.
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Cuando estalló la polémica, Berni contó que el Beechcraft iba a ser para el traslado de funcionarios de Kicillof y defendió su precio. Dijo que éste había sido revisado por el Tribunal de Tasaciones de la Nación, que define si lo que se paga está bien. «Hicimos la consulta, el Tribunal lo aprobó”, aseguró el ministro en enero en una entrevista con el programa Lanata sin Filtro, por radio Mitre. Pero en esos días, el diario La Nación reveló el “dictamen de valor” de ese Tribunal para este avión: 5,92 millones de dólares. Es decir, bastante menos de lo que Kicillof le iba a pagar a Rodolfo López Hower, único oferente de aquella licitación pública (que no tenía en su poder el avión), pero igualmente más de lo que pedía Jetcraft para comenzar a negociar.
La explicación oficial (resolución 740/22) fue la escasez de dólares para cerrar la operación. Aunque no se detalló si la Provincia ya le había adelantado algo de dinero al adjudicatario López Hower -la operación incluía un 70% de adelanto- o no. Y si hubo que pagar algún tipo de penalidad por deshacer esta compra.
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