La ciudad de Bahía Blanca está de luto desde el martes. Lucas “Capocha” Alaniz, periodista, amante del rugby y de los videojuegos, falleció tras vivir toda su vida con una displasia fibrosa.
Su grave enfermedad lo obligaba a trasladarse en sillas de ruedas desde muy pequeño, hasta que en los últimos días su estado de salud empeoró y debió ser internado por complicaciones respiratorias.
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A pesar de sus enfermedades, «Capocha» -como le decían- fue un ejemplo de superación: «La verdad es que no pienso en la muerte porque estoy enfocado en vivir el presente, disfrutar al máximo el ahora”, afirmó hace un año en diálogo con Todo Noticias.
Lucas Alaniz tenía 29 años y padeció durante casi toda su vida el síndrome de Mc Cune Albright. Se trata de un trastorno genético que afecta los huesos, la piel y el sistema endocrino.
Cuando Lucas apenas tenía un año y medio los médicos descubrieron la enfermedad que padecía: “Jugaba con los autitos y, cuando intenté pararme, me caí y me quebré la cadera», contó «Capocha» sobre el momento clave que dejó en evidencia su síndrome.
“La discapacidad me ayudó a enseñarme, a conocerme. Pienso que son las reglas de juego y es lo que toca, pero por suerte estoy haciendo las cosas sin pensarlo. Como siempre digo: tengo que manejar lo que puedo manejar. Tengo angustia, me sigo calentando, pero hay que salir adelante”, reflexionó en la entrevista con TN que quedó para el recuerdo.
Gran parte de su vida la dedicó al periodismo, al análisis deportivo y a los videojuego; las tres pasiones que supo combinar en cada momento. Lucas se encontraba estudiando Administración de Empresas, era periodista y estaba recibido de técnico universitario en Planificación Gerencial.
«Capocha» amaba, sobre todo, el rugby. Una pasión que compartía con sus dos hermanos y su padre. Incluso, viajó a Japón para cubrir el Mundial de ese deporte que tanto le fascinaba.
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“Mi sueño es cubrir un juego olímpico. Estuve muy cerca de ir a Tokio pero llegó la pandemia y se complicó», aseguró el bahiense en su momento. También quería cubrir uno de los eventos más importantes de videojuegos e ir a la fiesta de Tomorrowland.
Ante todo, Lucas fue un ejemplo enorme de superación y de sacrificio. Enseñó y ayudó a muchos otros en situaciones similares, además de demostrarnos a cada uno de nosotros que todos podemos cumplir los sueños.
“No me gustaría morirme, pero siento que es algo que va a llegar. Sería una lástima, porque tengo mucho para dar; siento que mi tarea en el mundo es ayudar a otras personas. Dar este mensaje, por ejemplo, que se puede, que si hay actitud se puede salir adelante”, explicó el bahiense.
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