Desde el año 2001 hasta nuestros días, todas las películas o productos culturales giraron en torno a un mismo enemigo; en general, representado en un hombre vestido de turbante, con barba y nacido en medio oriente. Se trata del terrorismo, ese necesario rival que toda obra debe construir y el chivo expiatorio que la clase política se empeña en crear.
En otro tiempo, durante los ’70, ese rival era en general un espía ruso con aspiraciones de infiltración en el servicio de inteligencia norteamericano para avanzar un casillero en ese flemático ajedrez que fue la guerra fría. En los ’80, las representaciones de la llegada del “hombre a la luna” (cuando esa palabra condensaba genéricamente a la raza humana toda) eran muy habituales. Es que la batalla también se jugaba en el espacio exterior.
Hay un consenso entre los analistas de política internacional e historiadores que el atentado a las torres gemelas en septiembre de 2001, marcó el fin de una era y el comienzo de otra. Estados Unidos invadió Irak, comenzó la guerra por el petróleo y la renovada lucha por el mundo libre.
A ello, le siguieron Isis y atentados en diferentes modalidades, pero todos, consecuencia de aquel momento refundacional. Del mismo modo que con la guerra fría o cualquier otro contexto mundial previo, el cine en particular, y la Industria Cultural en general, se hicieron eco de esta nueva temática.
Así, aparecieron en casi dos décadas centenares de películas que pueden ser descriptas casi del mismo modo: espías norteamericanos en búsqueda del terrorista más buscado del momento, que según el caso, cambia su nombre pero no su vestuario, ni lugar de origen.
El epítome de ello es la serie televisiva Homeland, que atravesó en este 2020 su octava y última temporada. El lanzamiento de la final season, coincidió con el brote masivo de coronavirus, que, al igual que el atentado a las torres, representa un mojón en la historia del mundo. En ese sentido, la historia de Carrie Mathison y Hakani, sin embargo, parece haber envejecido en tan sólo unos meses
Como si supieran que su representación del mundo empezaba a quedar desactualizada, los productores de Showtime decidieron ponerle punto final a la exitosa y ya clásica historia, justo cuando el mundo está ingresando en una nueva etapa. Ahora, las pantallas nos empezarán a contar historias sobre pandemias, virus o enfermedades fulminantes.
Entre febrero y abril de 2020, en la pantalla de Fox, dos mundos entraron en colisión: el que acaba de terminar, que tiene el foco puesto en otro humano como enemigo, y el que ya está empezó.
Ahora, el antagonista no lleva armas, ni es musulmán. Quizás, haya sólo que esperar esa nueva película o serie que refleje el mundo en el que (desde hace sólo un puñado de meses) habitamos. A ocho meses del primer caso positivo por COVID-19, ¿es mucho pedir?
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