Juan Ignacio Kooista es un niño de 14 años nacido en Bahía Blanca, en el barrio de San Ignacio, quien fue diagnosticado a los 3 años con Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado (TGD), conocido hoy como Trastorno del Espectro Autista (TEA). Pero hay algo que lo distingue: sus increíbles dibujos, que lo llevaron a diseñar el menú pictográfico de una confitería de su ciudad.
El medio bahiense La Brújula 24 entrevistó a los padres de Juani, quienes contaron su vivencia ante el diagnóstico de su hijo: “El impacto fue total. Angustia, dolor, desconocimiento. No sabíamos qué rumbo tomar. Lloramos, nos desahogamos como podíamos con el apoyo y la contención de los abuelos… Y ahí estaba él, con su sonrisa. Había que salir adelante”.
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“La inclusión no siempre se da y eso es doloroso. Hace falta más empatía en la sociedad”, explicó Betina, la madre del pequeño artista, a la periodista Cecilia Corradetti. Según cuenta la mujer, su hijo tuvo pasión por dibujar desde muy pequeño, creando arte que sorprende a todos lo que lo aprecian.
Juani pasó a la fama gracias a una obra espontánea que realizó en una confitería de Bahía Blanca. Una merienda grupal en Blossom, junto a profesores y alumnos del taller de arte “Soltar” -del que es parte Juani-, generó la posibilidad de que el niño con TEA pueda volcar toda su imaginación y creatividad en el menú del local.
Los encargados de la confitería quedaron totalmente fascinados con el trabajo de Juani, y sus dibujos de las tortas, bocaditos y alfajores. Así fue como le dieron un apoyo total para que Juani se haga cargo del diseño de su menú. El resultado no tardaría en llegar.
“Estamos emocionados de presentarles nuestra carta pictográfica que, con tanto cariño, hizo Juani para nosotros”, escribió la confitería Blossom en sus redes sociales, donde también cuentan la historia: “Nos conocimos cuando los chicos de Soltar taller (@soltartaller) vinieron a compartir una merienda al local y a través de las profesoras Natalia y Gisela descubrimos que es un gran artista e ilustrador y nos propusieron crear nuestro menú adaptado”.
“Fue una gran alegría. Sonrió feliz y gritó: ‘¡Mi carta…!’. Siempre tuvo gran habilidad para dibujar y agradezco al taller Soltar que intercedió para que tuviera esta posibilidad y ese estímulo”, explicó la madre de Juani a la periodista de Brújula 24.
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De la misma forma, contó las dificultades que debió atravesar la familia y su hijo para que su hijo sea integrado e incluido: “Es un proceso de búsqueda permanente de terapias y escuelas para que estuviese integrado y no le faltara nada. No fue fácil. La primera experiencia en el jardín de infantes no resultó agradable y tuvimos que alejarlo, por su bien”.
“Al año siguiente comenzó en otro establecimiento y luego pasó a la primaria, donde nos topamos con otra mala experiencia. Hasta que, por fin, llegamos a la Escuela 505 y luego a la Asociación de Padres Autistas de Bahía Blanca (APAdeA). En ambos establecimientos encontramos excelente contención y maravillosos seres humanos. También acudió al Centro Integral de Aprendizaje y Comunicación (CIAC) con muy buenos resultados. Hoy Juani concurre a la Secundaria 40 con un hermoso grupo de compañeros”, agregó Betina.
Con información de La Brújula 24
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