La autopsia realizada el 2 de diciembre del 2002 al cuerpo de María Marta García Belsunce determinó que la mujer no había sufrido un accidente domestico, como habían anunciado anticipadamente, sino que fue víctima de un asesinato y que tenía cinco proyectiles en el cráneo. Exactamente 20 años después los jueces leyeron el veredicto contra Nicolás Pachelo, en el tercer juicio por el asesinato de la socióloga, y determinaron por unanimidad que este no es culpable.
Por mayoría, los jueces absolvieron al ex vecino y a los ex vigiladores (Nolberto Glenno y José Ortiz). Con este veredicto nuevamente el homicidio queda sin respuestas, sin culpables e impune.
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Entre insultos, gritos y llantos de los familiares de la víctima, quienes reclamaban, «¡la mataron otra vez!», Pachelo declaró que la decisión de los jueces fue la correcta. No obstante, fue encontrado culpable y condenado a 9 años y seis meses por dos hechos de robo simple y cuatro agravados por infracción ocurridos en los countries de las localidades bonaerenses de Pilar y Hudson entre la Semana Santa de 2017 y del 2018.
Ante esa condena, afirmó: «Compensaron una cosa con otra, claramente», y agregó: «Se hizo justicia y la pena nos parece desproporcionada». Recordemos que el acusado está en prisión hace cinco años con una conducta «ejemplar» y de esta forma, podría salir nuevamente a las calles en poco tiempo bajo libertad condicional (por haber cumplido dos tercios de la condena total).
EL DESCARGO DE CARLOS CARRASCOSA
Finalizado el fallo, Carlos Carrascosa, viudo de Belsunce, escribió una carta en la que se dirigió a la sociedad y se mostró decepcionado por la absolución que dictaron los jueces: «Desde el dolor, y con todo pesar y tristeza, les escribo esta carta. Yo no estoy capacitado para saber si las pruebas del juicio a Pachelo alcanzan para condenarlo a prisión perpetua, pero sí puedo contar por qué se me condeno a mí, y comparar una causa con otra», inicia el escrito.
«En toda la etapa de testimoniales siempre dije lo que sentí en ese momento y relaté cómo fue ese día, pero no me acordaba la hora en que había ido al Club House. Comimos, como todos saben, en la casa de los Binello ese 27 de octubre. Desde ahí me fui a mi casa para luego ir a lo de Guillermo a ver el partido. Sabía que había pasado por el House, pero no recordaba la hora. Yo dije la verdad, pero la señora del House dijo que estuve a las 18.15: a esa hora yo estaba en lo de mis cuñados. Para el fiscal Diego Molina Pico, esa supuesta mentira fue suficiente para procesarme».
Luego aclaró cómo se vio derrumbado ese argumento que erigió Molina Pico en el debate: «Recién en mi juicio de 2007, el peón de cocina, luego de guardar la verdura al cerrar la hora de almuerzo, declaró que me vio a mí con la dueña del House: o sea, alrededor de las 16. El fiscal Diego Molina Pico, que estuvo en mi casa junto con Aníbal Degastaldi -el policía- porque lo llamamos nosotros, ni habló conmigo y, por el clima de congoja que había, no pidió la autopsia. Ese fue su primer delito».
Y así llegó -cronológicamente- al día que le realizaron la autopsia a su esposa, el 2 de diciembre de 2002: «Cuando se hizo la autopsia, 42 días después del 27 de octubre, se encontraron los cinco balazos. Ahí, el fiscal dijo: ‘La familia me engañó’. Como no había arma ni motivo, había que inventar uno, e inventó que yo pertenecía al Cartel de Juárez por un panfleto que le llegó o se lo automandó. Segundo delito».
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El viudo de María Marta fue uno de los primeros señalados por el crimen. Para la Justicia no había dudas y así lo relató Carrascosa en su descargo: «Con esas dos cosas pidió mi detención. El 12 de abril de 2003 fui preso por primera vez. A todo esto, la masajista, en su primera declaración, dijo la verdad: su hora de llegada fue a las 19 y yo la estaba esperando, y pidiéndole que me ayudara desesperado por la forma como encontré a María».
Estas declaraciones se sostienen no sólo por la defensa de Carrascosa, sino también por el ex vigilador, José Ortiz, quien declaró que vio llegar a Carrascosa en ese mismo horario, mientras que él escuchaba en el interior de la casa que sonaba el teléfono y golpeaba la puerta. Mientras eso ocurría María Marta ya estaba muerta.
«Al final, me llamó el juez Diego Barroetaveña y me dijo: ‘Me equivoqué con usted’. Fue un viernes, y me comentó que el fiscal lo llamó apurado y le dijo que en una pericia química habían encontrado cianoacrilato, alias, La Gotita, para tapar las heridas. Tercer delito. Era ciano solo, no era La Gotita. El ciano es un producto que está en los champús para evitar pulgas, ya que María Marta lo usaba porque andaba mucho por las villas. A los pocos días, asumiendo su error, el juez me dio la libertad morigerada», siguió.
El viudo recordó paso a paso los avances y retrocesos de la justicia en la investigación sobre el asesinato de su esposa, pero para concluir su descargo se sinceró: «Ni les digo si hago una comparación con mi tragedia, no se le puede poner fin».
Tras relatar lo que considera un «encubrimiento del delito agravado» por parte de Nicolás Pachelo y, también, exponer la negligencia de los jueces que buscaban incriminarlo a él, Carrascosa, cerró: «Seguiré reclamando a la Justicia en todas las instancias hasta tener una respuesta. Un dolor sin fin… La muerte de mi mujer no va a quedar impune».
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