El enfrentamiento entre Malena Galmarini, presidenta de Aysa, y Julio Zamora, intendente de Tigre tiene una historia y dos emergentes. Hace ya 10 años, la política los tenía en un mismo equipo. Como aliados en el Frente Renovador: Zamora desde el Concejo Deliberante local, Malena desde el área de Salud y Acción Social. Pero, como dice el dicho, todo tiempo pasado fue mejor.

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Una vez que logró la intendencia, Zamora se separó del Frente Renovador y Malena Galmarini siguió trabajando en el terrirorio que sueña con recuperar. Zamora es intendente desde 2013 pero sin mayoría en el legislativo comunal. Los concejales siguieron respondiendo a Galmarini.

Ahora, el pleno año electoral hay dos conflictos que se adueñaron de la agenda local del distrito que supo tener el primer sistema de seguridad monitoreada de la provincia. Según Malena Galmarini dijo en una entrevista con el canal local Somos, el intendente tiene un “problema de ego” que le impide resolver cuestiones tan sencillas como “escuchar a los vecinos y respetar los humedales” y elegir un lugar adecuado para construir una alcaldía o “fortalecer el sistema de atención primaria de la salud antes que construir un mega hospital en un predio que no le pertenece al municipio”.

Ambas cosas podrían hacerse bien y con el consenso vecinal. Pero el hospital por su magnitud y por el litigio de terrenos que tiene desde el inicio podría ser un “elefante blanco” y nunca llegar a resolver los problemas de los vecinos.

Los conflictos son dos. Por un lado la construcción de una alcaidía en un humedal que los lugareños piden preservar y por otro la edificacion de un hospital municipal en un predio que reclama Vialidad Nacional.

Los concejales que responden a Malena -9 de los 11 que no son de JxC- plantearon también sus quejas porque el municipio creó una tasa adicional para la construcción del Hospital que, según anunció Zamora tendrá 500 camas.

“Las salitas no tienen enfermeras ni médicos y quieren hacerle pagar a los vecinos por un elefante blanco que puede quedar inconcluso. Se parece mucho a un negociado”, reveló una fuente cercana a la presidenta de Aysa.

El otro conflicto se da por la resistencia de los propios vecinos a la construcción de una alcaidia a la trasladarían entre 300 y 900 presos a una zona de humedales entre Dique Luján y Villa La Ñata. Los tigrenses juntan firmas para impedirlo porque si bien es un proyecto interensante el lugar elegido por Zamora genera conflicto,

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En diálogo con La Nación, Yésica Weinberg, que vive en dique Luján, aseguró que “acá hay carpinchos, lagartos, cuises, aves, todo. Esto es un humedal. Hay todo un ecosistema viviendo en estas tierras, que tiene una función ambiental. Además, estamos los vecinos que no fuimos consultados y que nos oponemos a que se instale aquí una alcaidía, donde van a alojar entre 300 y 900 presos. Eso va a ser el fin de la calma para esta zona”-

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Se trata de un proyecto que impulsa el gobierno provincial, en cumplimiento del fallo de la Corte Suprema de Justicia que ordenó tomar medidas para resolver la situación irregular de miles de presos, que tras ser detenidos permanecen alojados en comisarías, en condiciones de hacinamiento por no contar con espacio para trasladarlos en las cárceles. La iniciativa es impulsada por el ministro Julio Alak, que tiene planeado abrir centros en otros partidos bonaerenses como Escobar, Quilmes, Berazategui, entre otros.

En octubre seguramente se definirá cuál es el destino de estas dos áreas tan sensibles. Salud y reubicación de presos.