El primer ministro israelí, Naftali Bennett, asumió hace 15 días y en su discurso inaugural, no hizo mención a la pandemia. Por el éxito del plan de vacunación, el país que gobierna parecía libre de covid. Sin embargo, en el transcurso de junio, los casos empezaron a brotar, y sobre todo, en la población más joven. Especialmente, en niños.
Los chicos, en ese país, no se encuentran inmunizados. A diferencia de otros lugares, como Estados Unidos, Israel no permitió la vacunación en personas de 12 a 15 años. Hasta junio. Ahora, sus padres no están dispuestos a inocular a sus hijos. Por ese motivo, el gobierno dispuso una campaña para que busca vacunar a personas de ese rango etario.
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En lo estrictamente numérico, este jueves 1 de julio se registraron más de 300 casos positivos de COVID-19, lo cual llevó al gobierno a imponer el uso de barbijos en espacios cerrados a días de haberlo retirado. A la vez, hay 1.990 casos activos, incluidos 29 de gravedad.
Por otra parte, 5.598.954 personas recibieron al menos una dosis de la vacuna, mientras que 5.169.775 de ellas cuentan ya con las dos inyecciones, de acuerdo con la agencia de noticias Europa Press.
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Para traer calma, el jefe israelí para la respuesta ante el coronavirus, Nachman Ash, destacó la semana pasada que no cree que el país haga frente a una nueva ola importante de casos, y expresó su deseo de que los avances en la campaña de vacunación eviten una gran cantidad de contagios que aumente la presión sobre los hospitales. Hasta el momento, las hospitalizaciones no han aumentado, así como tampoco las tasas de mortalidad.
Naftali Bennet había indicado días antes que el Gobierno hace frente al aumento de casos como si fuera un nuevo brote, y recalcó que se están adoptando medidas para hacer frente a la propagación de la variante Delta en sus primeras etapas.
Con información de Agencia Télam e Infobae
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