Mientras Esteban Bullrich se posiciona por encima de Cristina Kirchner en la intención de votos, Sergio Massa y Florencio Randazzo pierden cada vez más terreno. Cambiemos parecería estar ganándose al electorado que no votó en agosto. El peso de los jubilados y los jóvenes. Los motivos del retroceso del tigrense y cómo están parados los candidatos a menos de un mes de las elecciones.
La recta final de esta larga campaña electoral para las elecciones legislativas de octubre empieza a sentirse cada vez más cerca. Desde hoy los spots y propagandas de los candidatos inundarán los canales de TV y los programas de radio con más de 70.000 horas de aire. Será una de las grandes últimas jugadas para seducir a los electores que en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorios (PASO) de agosto no los votaron y para mantener cerca a los que sí lo hicieron.
El panorama pareciera ser más favorable para el Gobierno nacional. Es la única fuerza con presencia territorial en toda la Argentina –a excepción de la Ciudad de Buenos Aires donde no existe la alianza Cambiemos, en sí-, las repercusiones políticas por la desaparición de Santiago Maldonado no le han impactado de lleno y puertas adentro mantiene una gran expectativa por la leve mejora de la economía. “Aunque los indicios sean mínimos, son indicios y la gente lo siente”, relató confiado a #BORDER un funcionario del oficialismo.
Del otro lado de la cancha se encuentra todo el arco opositor, que no ha podido unificarse, sobre todo el peronismo, que se presentará en las elecciones de octubre fragmentada en varias partes y donde algunos de sus candidatos, como Massa y Randazzo, pierden cada vez más fuerza.
En medio de este escenario los ojos están puestos principalmente en lo que suceda en la Provincia de Buenos Aires. El ajustadísimo triunfo de Cristina Fernández de Kirchner al frente de Unidad Ciudadana por 0.21% frente a Esteban Bullrich parece haber quedado atrás y ahora el candidato oficialista es el que trepó al primer lugar en la intención de votos. Así lo marca una encuesta realizada en los últimos días por Query Argentina en el distrito más poblado del país. Según las cifras, si las elecciones fuesen hoy Bullrich se impondría con el 39,6% de los votos, contra un 36,4% de la ex mandataria.
Pero por fuera de estos números, que se mantienen cerca del margen de error estadístico, el dato más resonante es que se acrecienta la polarización entre los candidatos y tanto Sergio Massa (1 PAÍS) como Florencio Randazzo (Cumplir) pierden cada vez más terreno entre el electorado. Del 15,53% de los votos que el tigrense obtuvo en las PASO -de por sí poco satisfactorio para el búnker renovador-, para la instancia de octubre sumaría un 10,9%. Esto significa que un 40% de sus electores no se mantendría junto a él. Peor es el panorama para Randazzo. Del 5,9% de las elecciones de agosto, el ex ministro de Transporte durante el gobierno K pasaría a cosechar un 3,3%: sólo un 33% de sus votantes volvería a poner su nombre en la urna. Por el lado de Cambiemos y de Unidad Ciudadana, 9 de cada 10 personas aseguran que votarán igual.
La pregunta que flota en el aire es: ¿a dónde van los electores de estos dos candidatos y por qué su intención de voto va en descenso? En la disputa por la búsqueda de los votos ajenos, Cambiemos parece estar ganándole la batalla a Cristina Kirchner.
El estudio realizado por Query marca que de los que migran del voto renovador, un 25% elegiría por Cambiemos y tan sólo un 8% por Unidad Ciudadana. Los números se invierten con las personas que abandonarían a Randazzo: un 18% votaría por Bullrich mientras que un 34% por Cristina Kirchner. “Los votos son 2 a 1. Cristina ha crecido un punto, pero Bullrich creció dos. Todavía vemos a Massa vivo. Pero si el tigrense se desvaneciera, Cambiemos podría ampliar esa diferencia. El 28% de la gente dice a quién va a votar, pero antes avisa que puede cambiar su voto”, le explica a #BORDER el analista político y encuestador Enrique Zuleta Puceiro.
La preocupación de Massa por no perder terreno y transitar por la “amplia avenida del medio”, como él mismo llama a la alternativa que no es ni el oficialismo ni el kirchnerismo, data desde antes de las elecciones presidenciales de 2015. Pero ahora, con esta tendencia desfavorable, apunta al mano a mano en las localidades del interior para sumar votos en los lugares menos populosos. “El mejoramiento de Cambiemos a nivel nacional -que alcanza el 40% de intención de votos- hace que los candidatos que estaban despolarizando la campaña tiendan a replegarse”, agregó Zuleta Puceiro para luego cerrar: “Massa ha perdido una de sus principales fortalezas que era instalar temas de discusión y de agenda”.
Mientras que desde la vereda de Randazzo, tanto desde su entorno como de los otros espacios, coinciden en que perdió impulso luego de las PASO y ya no cuenta con lo que ellos le llaman un «voto identificación». Los mismos trabajos de Zuleta lo colocan hasta por debajo de Néstor Pitrola, el candidato del frente de izquierda FIT. «Al ser una oferta electoral nueva ya había cierta incertidumbre entre sus votantes, que cuando vieron el resultado de las elecciones de agosto decidieron emigrar«, agregó sobre el declive randazzista Lucas Romero, director de la consultora Synopsis.
Aunque, según las cifras de Query, los votantes indecisos parecerían no torcer el rumbo de la elección porque dividirían sus votos, sí podrían hacerlo aquellas personas que directamente no se han presentado en los comicios de agosto y no piensan hacerlo ahora tampoco. En el trabajo esta última población representa un 19% de los indecisos. El Gobierno nacional es el principal interesado en que las personas que no se presentaron en las PASO lo hagan ahora. Estiman que el electorado de Cristina Kirchner no puede subir mucho más de lo que ya tiene, mientras que sí podría hacerlo el de Cambiemos. «El núcleo duro kirchnerista es el que ya votó. No hay muchas más personas que se puedan sumar. Así como tiene un piso alto por la cantidad de seguidores también tiene un techo no mucho más lejos«, sentencian desde las filas del oficialismo.
El estudio realizado en los últimos días también arroja que la imagen positiva del presidente Mauricio Macri aumentó a un 44% al tiempo que la imagen negativa descendió a un 46%. Esta última es la más baja desde febrero de este año mientras que la positiva es la más alta en lo que va del año. En la Provincia de Buenos Aires sucede algo similar. María Eugenia Vidal alcanzó un 52% de imagen positiva contra un 39% de negativa, de los mejores balances en este último tiempo.
Tal vez uno de los motivos en la mejora de la percepción presidencial sea el repunte económico que el mismo Gobierno agita. Pero, tal como marcan las estadísticas del estudio, una de las variables que podría explicar el ascenso en la imagen de Macri reside en la consulta sobre si “se se están viendo obras públicas en el barrio”. Los números indican que en mayo de este año un 65% de los consultados bonaerenses aseguraban no verlas, mientras que sólo un 35% opinaban lo contrario. Este mes, en septiembre, esos porcentajes se modificaron. Aquellos que no han visto construcciones suman un 51%, un par de puntos por encima del 49% que dice ver obras en la zona donde viven.
Además de los indecisos, hay otros dos públicos importante a donde los principales candidatos pretenden acercarse: los jóvenes y los jubilados. Las estrategias son disimiles. De parte del Gobierno, programas de crédito joven -como la nueva línea de créditos Procrear para comprar una vivienda- apuntan a generar una mayor empatía con un segmento etario que hasta el momento no le fue muy favorable. Del lado kirchnerista, lo contrario. Cristina Fernández busca acercarse a los jubilados, un grupo que siempre estuvo más cerca de Massa desde que el tigrense surgió en el plano nacional. «Los candidatos de Cambiemos predominan entre los mayores de 50 años, y entre las mujeres. Los candidatos del ex FpV entre los menores de 49 años, y entre los hombres«, especifica el informe, dando una razón a las estrategias de los candidatos.
Resta menos de un mes para las elecciones de octubre. Serán el 22 de ese mes. Además de los spots y de la intensificación que va a tener la campaña, se vendrán los debates. La mayoría de los consultados cree que debería ser obligatorio para los postulantes asistir a ellos. Tal vez sea un mensaje para Cristina Kirchner que, a pesar de aceptar que puede participar, puso una serie de restricciones que parecería tratar de dilatar un acuerdo final entre los apoderados de los demás partidos para llevar adelante las discusiones. En esa impredecible vida electoral, menos de un mes parece poco, pero al mismo tiempo, es interminable.