Si tiene cuatro patas, ladra y dice “guau” es un perro. Sin embargo, a los periodistas les cuesta un montón entender que un ex presidente con corbata que recorre los canales de noticias diciendo que “no es candidato” está pensando exactamente lo contrario.
Hablo de Mauricio Macri. Él debe pensar que los son periodistas tarados porque cada vez que lo entrevistan le preguntan lo mismo. Y Mauricio responde como si nada: que no es el momento, que si se lo piden, que sólo si es lo mejor para el espacio.
Nadie puede pedirle a un político que diga la verdad. Es más: si alguna vez meten la pata y dicen algo cierto, los castigan. El sincericidio es la tumba de cualquier político que se digne. “Hay que dejar de robar por dos años y el país se arregla”, fue una de las obviedades más castigadas.
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Es un tanto lamentable: les exigimos a los políticos que nos mientan. ¿Realmente alguien creía en el salariazo de Menem, en la pobreza cero de Macri o del aumento a los jubilados con las Lebac de Alberto Fernández? ¿Alguien dejó de votarlos a pesar de esos señuelos deformes?
De entre todas estas mentiras hoy nos ocupa la que pone en duda de que Macri quiere volver a ser Presidente. Está claro que para mentir él no tiene problemas. Pero cuando le tocan ese ego “bien colocado” que dice que tiene, salta como Michael Jordan.
Manes, con o sin razón, lo acusó de “manejar la justicia” y lo puso a la par de la vicepresidenta Cristina. No dijo mucho más que lo que otros piensan: un loop de Cristina (que se roba todo) y un Mauricio (que nos endeuda por el resto), no es una salida factible para el país.
Pero Mauricio estalló y se indignó con un candidato secundario. Es obvio: responde como un candidato en carrera. Manes, Larreta, Axel, Milei, Bullrich, Randazzo, Vidal, Berni, Larry de Clay y cualquier otro que se autoperciba como candidato no están a su altura. O en todo caso, van a tener que pasar por el látigo de su lengua si se deciden a intentarlo.
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