Dead Ringers (Pacto de amor) es una película de David Cronenberg que se estrenó en 1988. Es una adaptación del libro Gemelos (Twins) de Bari Wood y Jack Geasland, y está protagonizada por Jeremy Irons, que interpreta a Elliot y Beverly Mantle, ambos hermanos gemelos y ginecólogos, en un rol desechado tanto por Robert de Niro como por William Hurt, y en el que Irons demuestra todo su talento al lograr que el espectador sepa bien cuando uno de los hermanos hace una acción y cuando el otro otra. Los dos, Elliot y Beverly, trabajan en una clínica en Toronto y son especialistas en casos problemáticos de fertilidad femenina. La aparición de una mujer actriz llamada Claire Niveau (Geneviève Bujold) desbarata el modus operandi de los gemelos, en el que uno seducía a las mujeres y, al cansarse de la relación, abandonaba el supuesto vínculo y se la cedía al otro, sin que la fémina en cuestión se diese cuenta. Como ocurre con todo film del maestro canadiense, Dead Ringers dividió a la crítica y sedujo a sus fans y a sus actores, que entendieron la profundización de la mirada de Cronenberg sobre el cuerpo, tanto como objeto de análisis como también en su vínculo entre lo psicológico y lo físico, entre lo orgánico y lo mecánico. Tanto fue así, que cuando Irons fue premiado con el Premio Oscar por su labor en Mi secreto me condena de Barbet Schroeder (1990), en su discurso de agradecimiento no dudó en mencionar a Cronenberg en función a su trabajo en Dead Ringers. Una labor que, para muchos, aún hoy es su Everest interpretativo.
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Por todo esto, cuando se supo que Dead Ringers sería adaptada como una miniserie televisiva para la plataforma de streaming Amazon Prime dirigida por Alice Birch (guionista de Succession) y protagonizada por Rachel Weisz (ganadora del Oscar por Mejor Actriz de Reparto en 2005 en su interpretación en El jardinero fiel de Fernando Meirelles) en el papel de Irons, todos temimos lo peor, y el prejuicio escapa a cuestiones de género y fue más por razones lógicas. ¿Por qué reinterpretar una obra maestra en otro formato -miniserie- y en otro soporte -streaming-? ¿Por qué llevar un rol masculino tan celebrado (el de los gemelos ginecólogos hechos por Irons) a un similar femenino? ¿Qué tanto de oportunismo hay en toda esta movida?
Sin embargo, después de ver los seis episodios de la adaptación televisiva de Dead Ringers (que en su versión made in Prime no se llama Pacto de amor sino Juntas hasta la muerte) se puede decir que es una adaptación televisiva inferior a la cinematográfica original, pero que se deja ver y que atrapa. Un gran acierto es la mirada marca 2023, en función de cómo se muestran los partos, la sangre y demás, sumado a una visión de la industria farmacéutica que la versión de 1988 no poseía. Algo que encaja con una crítica feroz a las vicisitudes del sistema de salud público de los Estados Unidos de América ante casos de esta naturaleza, y que se diferencia de film original, en función a una mirada femenina sobre el proceso de dar a luz.
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Pero, por otro lado, si el cine de David Cronenberg, sin celebrarse a sí mismo como transgresor aún hoy, con el director torontiano y sus juveniles 80 años, molesta a cualquier alma sensible (vean Crimes of the Future con Viggo Mortensen, o revean The Fly o Scanners o Rabid o Videodrome) esta adaptación de Dead Ringers puede llegar a inquietar a algún millenial curioso que, ojalá, se vea interpelado para visitar su obra previa, pero sin dudas será aceptada y celebrada por quienes desconocen todo su contexto.
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