Al momento de producir esta nota, se activaban los primeros focos de incendio en San Marcos Sierra como consecuencia de la ola de calor. Aunque luego se supo que fueron iniciados por Mario García (29 años) y Virginia Toledo (42 años), las condiciones climáticas adversas, según el secretario de Gestión de Riesgo Climático y Catástrofes de Córdoba Claudio Vignetta, hicieron al incendio muy difícil de controlar.
En diálogo con #BORDER, el meteorólogo José Luis Stella calificó a la presente como «una ola de calor extrema», explicó que comenzó el 6 de enero en Patagonia, y como suele ocurrir en estos casos, «está avanzando de sur a norte». En ese sentido, precisó que su expansión depende de «la persistencia y las temperaturas».
Polémicas y dudas sobre los proyectos que buscan frenar los incendios forestales
El viernes, por lo pronto, en la Ciudad de Buenos Aires se alcanzó la temperatura más alta de los últimos 64 años (41,5). La marca quedó solo por debajo de los 43 grados registrados el 29 de enero de 1957. Inclusive, por unas horas, la Argentina se convirtió en el país más caliente del planeta.
La ola de calor no es un evento aislado
Fenómenos de estas características se vienen dando en el mundo con una preocupante persistencia. El 2021 fue el quinto año más cálido de la historia de nuestro país, mientras que 2020 ocupa el segundo lugar en esta tabla de posiciones que se modifica año a año. «Esto acompaña a todo lo que es el calentamiento global. El aumento de la temperatura en la Argentina no está exenta», razona Stella, quien recuerda que los años más cálidos de la historia argentina se dieron la mayoría de ellos «en esta última década».
La perspectiva, en tanto, no es alentadora: «Es esperable una mayor frecuencia de estos eventos, y como la temperatura va aumentando, también es esperable que sean mas intensos, mas duraderos y con temperaturas cada vez más altas. Esta tendencia a nivel global, también la estamos viendo acá. Estamos rompiendo récords cada vez mas seguido«, refuerza José Luis.
Valeria Foglia, periodista ambiental, agrega que «si el calentamiento global sigue a este ritmo (y el resultado de la COP26 en Glasgow no fue muy alentador en ese sentido), en las próximas décadas, los eventos extremos como las olas de calor serán más frecuentes, intensos y duraderos«. Además, la cronista advierte que ello podría traer «consecuencias en la salud y el trabajo«. Según el científico climático Wim Thiery, de la Universidad de Bruselas los nacidos en 2020, por ejemplo van a padecer hasta siete veces más olas de calor que las personas nacidas en 1960.
Las consecuencias indeseadas, más allá de los cortes de luz
Según Stella, cuando esta ola de calor «se rompa», se podrían producir eventos preocupantes desde el punto de vista medioambiental. «Los incendios, la falta de agua; todos esos efectos secundarios están directamente relacionados», explica. Sin ánimos alarmistas, aunque preventivos, la ola de calor de 2013 tuvo consecuencias directas que confirman la hipótesis del meteorólogo: en ese sentido, se recuerdan los intensos incendios forestales de Córdoba, que afectaron más de 40.000 hectáreas, (que se repitieron aún con más fuerza en 2020), y las devastadoras inundaciones de La Plata, que dejaron un saldo de al menos 89 muertos.
Fuego sin control: denuncian recortes en la lucha contra los incendios y piden que haya una ejecución mínima del Presupuesto
Con estos antecedentes, #BORDER se puso en contacto con la secretaria de Riesgo de Córdoba para conocer la estrategia preventiva y de acción frente a los posibles incendios forestales. Paradójicamente, los hechos sucedidos mientras se producían esta nota no hicieron posible la comunicación con Vignetta. Desde el SINAGIR (Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo), por su parte, no hubo respuesta alguna a este medio.
Desde la secretaría de Ambiente provincial, en tanto, aclararon que ellos se encargan del trabajo «posterior» a las catástrofes, a través de acciones de remediación con forestaciones y la cría en los viveros forestales de especies nativas, al margen del monitoreo de las áreas naturales protegidas y las recomendaciones que se les brindan a los turistas para evitar que se genere cualquier foco de incendio. Esta tarea la llevan a cabo los guardaparques provinciales.
Por lo pronto, en julio de 2021, la gobernación creó el Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC) que complementa el trabajo de la Secretaría de Riesgo, como consecuencia de los incendios forestales de 2020, que afectaron hasta 320 mil hectáreas.
¿Y el resto del país?
Según Foglia, «Argentina no llega muy bien parada» al fenómeno del cambio climático: «Bosques, humedales y océanos, que absorben dióxido de carbono y ayudan a regular la temperatura, están siendo afectados por un extractivismo sin grieta que no mira al futuro«.
Incendios sin control: ¿cómo se desfinanció la prevención contra el fuego?
Y opina que «las olas de calor, la sequía prolongada y los incendios forestales tienen todo que ver con el cajoneo del proyecto de ley de humedales, la deforestación y el desfinanciamiento de la ley de bosques«. No obstante, se muestra más optimista en cuanto al activismo militante y deja una alentadora sentencia: «No dudo de que el movimiento socioambiental seguirá creciendo en nuestro país«.
Además: