Hace apenas una semana, el Colegio Magno de Pilar decidió dejar sin vacantes a ocho chicos y chicas con dificultades para aprender, tanto en el primario como en el secundario. El establecimiento le informó la situación a los padres por medio de un correo electrónico donde explicaban vagamente los motivos por lo que sus hijos e hijas no iban a ser matriculados para el año 2023.
La totalidad de los niños apartados tienen dificultades de aprendizaje y discapacidades diversas y la mayoría cuenta con maestras y maestros integradores. «Nos comunicamos en esta oportunidad para informarles que su hijo no podrá ser matriculado para el ciclo 2023. Entendemos la importancia de enviar esta notificación de forma temprana para que cuente con el tiempo necesario para planificar la continuidad pedagógica en otra institución educativa», esbozaba el comunicado.
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«Deseamos que encuentren una institución educativa que satisfaga todos sus requerimientos y las necesidades particulares de sus hijos», sentenció el texto que no se encontraba firmado por ningún directivo. Además, el colegio no dio explicaciones sobre los motivos que llevaron a tomar esta decisión.
Los padres de estos alumnos se pusieron en acción ante la situación desesperante que planteó el instituto. Este mismo lunes, se reunieron con el copropietario del establecimiento, Sebastián Boix Mansilla y la directora del mismo. Ambos mantuvieron su posición ante la exclusión de los alumnos y dieron explicaciones inauditas.
El Diario de Pilar mantuvo un diálogo exclusivo con una de las madres de los alumnos excluidos y discriminados, a la que denominaron “E” para preservar su anonimato. Su hijo de 13 años tiene dislexia y va al Colegio Magno desde el año y medio de vida. La mujer relató que el propietario del establecimiento les dijo que sus hijos «bajaban la vara del resto del aula»; esto debido a que, por su condición, su tiempo de aprendizaje es diferente al de sus compañeros.
El dueño del recinto educativo de Pilar les aseguró que la decisión ya está tomada y es “irrevocable”. Además, les aseveró que «él dispone de lo que quiere para su colegio, sin importarle si nos gusta o no su respuesta» y comparó la situación de los alumnos con el alquiler de una vivienda: «¿Alguna vez alquilaron una casa?”, preguntó. “Yo en este caso vendría a ser el dueño de la propiedad y yo decido a quién se la alquilo», respondió frente a los padres.
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«Ningún colegio tomaría a (nombre del alumno)…», que «…no puede estar en esta escuela porque no sabemos qué hacer con él» y «Ninguna empresa contrataría a (nombre del alumno)…». El dueño del colegio, Boix Mansilla, llevó la conversación a un nivel tal de exclusión y discriminación hasta que algunas de las madres se retiraron del lugar entre lagrimas. «Por suerte pasó esto para darme cuenta a dónde iban mis hijos, es un comercio, los chicos no son niños para ellos, son números», aseguró E al medio local.
Los padres decidieron elevar el hecho frente el Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI) y la Inspección General de Establecimientos Privados, ente que prometió conseguir vacantes en otros institutos para los alumnos afectados.
“Aunque hoy el colegio me dijera que renueva la vacante, yo no quiero que mis hijos vuelvan, no son los valores que yo quiero para ellos», expresó E. Y agregó: “Mis hijos no son inquilinos, son personas. Siento mucha tristeza porque mi hijo tiene que seguir yendo y ya está rotulado con el ‘vos sí’, ‘vos no’».
Con información de: Pilar a Diario
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