Este miércoles por la tarde, el presidente de Perú, Pedro Castillo, dio un autogolpe de Estado, disolvió el Congreso de la Nación y anunció que gobernará por decretos. Tras el mensaje, miles de personas comenzaron a salir a las calles en protesta por la inédita determinación. El Congreso accionó de igual forma y lo destituyó de su cargo.
Castillo hizo su anuncio en cadena nacional donde aseguró que “disolvía el Congreso” debido al conflicto que este le generaba para llevar a cabo su gobierno. Así, estableció un “Estado de excepción», donde gobernaría por decreto hasta el llamado a elecciones, que establecerá un nuevo Congreso.
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Esto sucedió a pocas horas de que el Parlamento debatiera en una sesión sobre una nueva moción de destitución contra Pedro Castillo, un mecanismo utilizado de forma frecuente por el poder legislativo peruano. El mandatario es acusado por «incapacidad moral permanente», una figura constitucional que ya sacó del poder a Martín Vizcarra y Pedo Pablo Kuczynski.
Finalmente, el presidente del cuerpo legislativo, José Williams, inició de igual forma la sesión y el Congreso, dominado por la derecha, votó a favor de la moción de destitución de Castillo con 101 voluntades, un número que se incrementó tras la drástica decisión del presidente.
Castillo ya había enfrentado dos mociones de vacancia entre diciembre de 2021 y marzo de 2022. Las acusaciones obedecen también a hechos de corrupción. A fin del anterior año, el Congreso desestimó la moción antes de que se llegue a debatir, mientras que en marzo los votos a favor (87 necesarios) no fueron suficientes para destituirlo.
Además de las reformas constitucionales, el presidente afirmó que buscaba “reorganizar el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia”. El medio peruano “El Comercio”, también dio a conocer que Castillo ordenó a las personas con tenencia de armamento ilegal a entregarlo a la Policía Nacional en no más de 72 horas. “Quien no lo haga comete delito sancionado con pena privativa de la libertad que se establecerá en el decreto ley”, advirtió.
Luego del intento del presidente por disolver el Congreso y la destitución de Castillo, este fue apresado y el Parlamento llamó a la vicepresidente, Dina Boluarte, a tomar juramento.
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LA INESTABILIDAD CONSTANTE DE LA POLÍTICA DE PERÚ
Tras la caída de Alberto Fujimori, quien se perpetuó en la presidencia por una década (1990-2000) mientras era acusado de crímenes de lesa humanidad, corrupción y fraude electoral, la política peruana se destacó por su inestabilidad.
La nueva etapa democrática mostró una figura presidencial débil, un Congreso fortalecido -pero fragmentado-, partidos políticos poco institucionalizados y una fuerte polarización entre fujimoristas y antifujimoristas. Esto desembocó en constantes crisis políticas e institucionales, sobre todo con un gran enfrentamiento entre el presidente y el Parlamento, donde ningún partido logra hacerse con la mayoría.
Desde el 2000, todos los presidentes electos (7) enfrentaron causas por corrupción y/o mociones de destitución durante o al finalizar su mandato. Desde el 2018, Perú tuvo cinco presidentes, si contamos a dos de transición que asumieron tras las crisis en el gobierno en 2020. Tres de ellos padecieron múltiples acusaciones de corrupción y fueron acusados de “incapacidad moral” por el Congreso, por lo que también debieron enfrentar votaciones para destituirlos del cargo.
De la misma forma, algunos presidentes también decidieron disolver el Congreso de Perú en pleno mandato como lo hizo hoy Castillo. Uno de ellos fue Martín Vizcarra, quien tuvo la intención de conseguir mayor respaldo legislativo, pero la jugada no salió bien y terminó perdiendo el poco apoyo que acumulaba hasta el momento.
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