Tras el autogolpe que intentó dar el ahora expresidente de Perú, Pedro Castillo, Cancillería Argentina expresó su preocupación por lo ocurrido, pero no condenó los hechos -posiblemente porque Castillo es ideológicamente afín al oficialismo argentino-.
«Argentina lamenta y expresa su profunda preocupación por la crisis política que atraviesa la hermana República del Perú, y hace un llamado a todos los actores políticos y sociales a que se resguarden las instituciones democráticas, el estado de derecho y el orden constitucional», publicó Cancillería.
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Argentina lamenta y expresa su profunda preocupación por la crisis política que atraviesa la hermana República del Perú, y hace un llamado a todos los actores políticos y sociales a que se resguarden las instituciones democráticas, el estado de derecho y el orden constitucional.
— Cancillería Argentina 🇦🇷 (@CancilleriaARG) December 7, 2022
Las expectativas sobre un anuncio de grandes magnitudes eran pocas dado que el presidente argentino, Alberto Fernández, había denominado la llegada a la presidencia del exprofesor como una «bocanada de aire fresco en el continente». Y también había expresado que anteriormente el escenario político del Perú era «inestable». Bajo estos fundamentos había hecho un llamado a «estar a su lado para que avance sin riesgos institucionales como los que se han vivido recientemente».
En el día de ayer Perú se alarmó tras el anuncio de Castillo en el que disolvió el Congreso de la República con el fin de evitar su destitución que ya estaba programada para debatirse esa misma tarde. Según los medios peruanos, la iniciativa del exmandatario fue respaldada por su abogado y también expresidente del Consejo de Ministros del Perú, quien finalmente también fue detenido y trasladado a la sede de la Diroes donde también se encuentra recluido Alberto Fujimori.
Castillo minimizó las acusaciones que se le fueron acumulando en estos 15 meses de mandato, una de ellas fue la de liderar una asociación ilícita que desviaba fondos públicos y la cual le costó la tajante decisión del Parlamento.
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En el anuncio de este miércoles, antes de ser detenido por miembros de la Policía Nacional del Perú, explicaba: «Tomamos la decisión de establecer un gobierno de excepción orientado a establecer el Estado de Derecho. (…) Disolver temporalmente el Congreso e instaurar un gobierno de emergencia excepcional», seguidamente afirmó que daría inicio a un toque de queda a partir de las diez de la noche.
Minutos después de este anuncio que dejó paralizado a Perú, el Congreso votó por el apartamiento del cargo de Castillo, y en cambio, la asunción de la vicepresidente electa, Dina Boluarte. El pleno del Parlamento hizo una llamada a todas las bancadas para la sesión extraordinaria y aprobó la moción de la vacancia presidencial por «incapacidad moral» con 101 votos a favor, 14 más de los 87 necesarios, y solamente cuatro en contra. También hubo congresistas afines al gobierno que no se presentaron a votar.
Al pasar las horas varios de sus ministros fueron renunciando a sus respectivos puestos y la vicepresidente expresó su rechazo al intento de disolución del Congreso: «Rechazo la decisión de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso», escribió en redes antes de ser designada como presidente.
Sin recibir el apoyo esperado, Castillo junto a su familia se retiraron del Palacio del Gobierno, en compañía de Aníbal Torres ahora abogado del expresidente. Según confirmaron los medios del Perú, Castillo y su esposa llevaban bolsos y tenían la intención de refugiarse en la embajada de México, pero este plan fue frustrado por las fuerzas de seguridad que impidieron la huida.
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