En otra audiencia judicial, que busca dar con la respuesta de qué pasó con Lucía Pérez, la fiscalía pidió hacer un reconocimiento en la presunta escena del crimen, la vivienda del principal acusado, Matías Farías. También declararon policías y una enfermera a cargo de la salita de salud que atendió a la víctima aquel octubre del 2016.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº2 de Mar del Plata, aceptó el pedido del fiscal Leandro Arévalo, quien pidió que se realice un reconocimiento en esa casa. El miércoles será la sexta jornada de este segundo juicio a los imputados: en el primero fueron absueltos por falta de pruebas. Con el aval de las abogadas que representan a la familia de la víctima, Verónica Heredia y Florencia Piermarini, todas las partes recorrerán la casa de Farías, acusado de abusar sexualmente a Lucía, darle drogas y matarla.
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Según planteó el fiscal, el objetivo principal de este reconocimiento es observar «con sus propios ojos» lo que en las fotos de la escena del presunto crimen incorporado al expediente «no dejan ver». Para él, la versión dada por ambos señalados del delito son «imposibles de llevar adelante». Se presume que Lucía murió en la habitación (en primera planta) de la casa de Farías, un reducto de dos ambientes en el barrio Alfar.
Para dar con estas precisiones fue necesaria la declaración de los policías que se presentaron a testificar: «Es clave ver cómo era el lugar arriba, cómo era la escalera y por dónde la bajaron. Mostrar que el baño está abajo y no arriba, y algunas otras cosas», detallaron las fuentes.
Este dato resulta imprescindible para desestimar o agregar al expediente la acusación de la familia, que argumenta que el cuerpo de Lucía fue «lavado» antes de ser atendida por los médicos. Los peritos forenses descartaron esta hipótesis, pero el propio Farías declaró en su momento que colocó a Lucía «bajo la ducha» para ver si podía «despertarla». Para el fiscal, trasladar a Lucía con peso muerto al baño de otro piso, resulta prácticamente imposible. Lo que propone Arévalo es exponer la poca credibilidad del relato de los acusados y sus abogados defensores.
LAS DECLARACIONES DE LA POLICÍA Y UNA ENFERMERA
Cinco policías de la Provincia de Buenos Aires se presentaron ayer a declarar. Los oficiales trabajaron en el caso aquel sábado 16 de octubre desde la comisaría 13ª, situada a pocos metros de la Unidad Sanitaria Playa Serena, donde Farías, Offdani y Maciel llevaron en una camioneta a Lucía ya sin vida. Los policías coincidieron en que el principal acusado estaba «muy asustado».
En aquella tarde, Christian Gari estaba a cargo de la seccional y fue él quien debió comunicarse con la familia de la víctima para anunciarle la muerte de la adolescente. En ese sentido, Marta Montero, madre de Lucía, recordó -en la primera audiencia de este segundo juicio- que fue la policía quien afirmó que Lucía «murió de una sobredosis». Sin embargo, Gari sostuvo que él le explicó que las causales de la muerte se revelarían en la autopsia.
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Gari también declaró que el cuerpo de Lucía no estaba mojado, por lo tanto no había sido «lavado» tal como sostiene la defensa de la familia. Si bien estas afirmaciones coinciden con las declaraciones de otros testigos, no coincide con lo que declaró el agente Pablo Bocca, en aquel entonces.
El agente de Prevención de la comisaría, Bocca, explicó que él habló con Farías el día del fallecimiento de Lucía, y que éste le afirmó que «puso a Lucía bajo la ducha» para intentar reanimarla. Al darse cuenta de que no funcionaba, llamó a Offdani para que lo ayudara a trasladarla a la salita. Bocca dio una versión muy similar a los otros policías (que no hablaron con Farías). El sospechoso le contó que habían tenido relaciones sexuales, que tomaron cocaína y que Lucía se desvaneció en el acto.
Por su parte, la enfermera que estaba a cargo de la sala de salud que atendió a Lucía, expuso varias irregularidades que complican a los médicos, pero no a los acusados. Dijo que Pablo De la Colina, quien recibió a los acusados y a la víctima, dejó un certificado de defunción firmado, pero en blanco y que lo encontró otra médica cerca de la noche, varias horas después. El médico se defendió la semana pasada y, según los testigos, se lo notaba «nervioso», pero no hay filtración alguna de qué sucederá con él ni tampoco qué declaró.
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