El nombre de Susana Domínguez (24) resonó en todo el mundo al ser el primer chico trans en arrepentirse por cambiar de género y denunciar al estado por realizarle “erróneamente” las cirugias. En una entrevista exclusiva a un medio español, contó el riesgo de las políticas que facilitan los cambios de sexo.
Según detalló a El Mundo, nueve años después de que la joven cambie completamente su vida, denuncia que los especialistas de la Salúd Pública de Galicia se equivocaron en el diagnóstico de ‘disforia de género’. Al mismo tiempo, afirma que no tuvieron en cuenta sus antecedentes familiares con enfermedades mentales ni su trastorno del espectro autista (TEA).
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Con apenas 15 años, inició el proceso para modificar su cuerpo de mujer a hombre, después de acudir a un psiquiatra que la diagnosticó y derivó a un psicólogo especialista. En tan solo algunas sesiones, aprobaron la hormonización.
El cóctel de hormonas masculinas que empezó a recibir Susana a tan corta edad, sumado a las cirugías de mastectomía (extirpación de senos) que se realizó a los 18 y de histerectomía (extirpación de útero y ovarios) que se hizo a los 19, provocaron que el cambio sea irreversible. La joven aseguró que el accionar de los terapeutas le “arruinó la vida”.
Recién a los 21 años tomó dimensión del tratamiento que se estaba realizando. Acudió a su viejo psicólogo que la diagnosticó, pidiéndole explicaciones, a lo que este respondió: “Llorabas y me manipulaste. Me manipulaste llorando, pero yo ya sabía que el cambio de sexo no iba a hacerte sentir mejor”.
Susana entró en una fuerte depresión tras entender lo que había pasado. Comenzó a leer sobre otras personas trans que se arrepintieron, se sintió identificada y volvió a autopercibirse como mujer, aunque el procedimiento le impide regresar a su anterior cuerpo.
Ahora, se convirtió en la primera persona en denunciar a la Salud Pública española por recibir un diagnóstico equivocado de disforia de género y, además, por no recibir acompañamiento psicológico. A pesar de esto, la ley gallega no toma estos casos con necesidad de atención psicológica ni seguimiento, ya que el cambio de género se considera en “plena potestad” del paciente.
Tras presentar su denuncia a la justicia, Susana reclama 300.000 euros al sistema público por una presunta negligencia que “arruinó su vida” para siempre.
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“Yo estaba muy mal, no podía relacionarme y hacer amigos, me costaba hablar con el psicólogo y aún así hizo los informes para que reciba el tratamiento hormonal y las operaciones. Si no sabía ayudarme me podría haber enviado a otro, en vez de arruinarme la vida”, expresó.
AUTISMO Y LA DISFORIA DE GÉNERO
Después de que la joven menciona al autismo como una de las posibles causas que llevaron a la confusión y su rotunda decisión, el medio español consultó con Mara Parellada, psiquiatra de Madrid especialista en autismo.
La doctora sugiere que existe un pequeño vínculo entre el TEA y el autodiagnóstico trans: “Estudios sólidos dicen que hay muchas más personas con trastornos del espectro autista acudiendo a clínicas de cambio de sexo que en la media de la población general”, asegura.
“Y lo mismo está sucediendo en la atención a personas con autismo: también hay más con disforia de género que entre la población general”, agregó.
Aunque afirmó que “no hay ningún nexo directo” entre ambos temas, Parellada menciona una hipótesis a la que ella adhiere: “El autismo trae una comprensión menor de las convenciones sociales y una propensión a no adherirse a ellas, y el género tiene mucho de convención. También hay más lentitud en el desarrollo de la identidad en bastantes casos. Por otro lado, el autista sufre cierta desadaptación social, lo que puede llevar a buscar esa adaptación de distintas maneras”, argumentó.
Con información de El Mundo
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