Tras el decreto del presidente francés, Emmanuel Macron, para realizar una polémica reforma jubilatoria, la oposición presentó dos mociones de censura en contra de su gobierno en el Congreso, mientras la población estalla contra el mandatario y las calles están llenas de basura por la huelga de recolectores.
La moción de censura, que puede acabar con la remoción de la Primera Ministra de Francia, Élisabeth Borne, y poner en peligro el gobierno de Macron, fue presentada por el espacio de ultraderecha que lidera Marine Le Pen y el bloque de legisladores independientes denominados “LIOT“.
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«El voto de esta moción nos permitirá salir airosos de una profunda crisis política», afirmó uno de los opositores referentes para la Agencia AFP. A pesar de esto, la aprobación del proceso es muy compleja, ya que nadie cuenta con la mayoría absoluta necesaria ni tampoco se dan -hasta el momento- las condiciones para tejer alianzas fuertes contra el mandatario francés.
Con este conocimiento y con el poder extraordinario que le brinda la constitución, Macron tomó la decisión de crear el decreto para evitar pasar por el Congreso, donde las chances de que se apruebe el proyecto son muy escasas.
En el caso de que la moción sea aprobada, el gobierno de Macron seguiría en pie, pero con un gran revés debiendo enfrentar un panorama difícil. Observando lo que se puede venir, el mandatario amenazó incluso con disolver la Asamblea si el Congreso actuaba en contra de su decisión.
La gran curiosidad nace en que la izquierda presentó un proyecto de moción diferente al presentado por la extrema derecha, que se encuentra aislada políticamente en estos momentos. De esta forma, los más cercanos a las ideas socialistas aseguraron que no votarían por el proyecto del partido de Le Pen. Sin embargo, en el caso contrario, la izquierda sí contaría con el voto del bloque de Agrupación Nacional.
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En el caso de que se sumen estos votos, la situación seguiría en un plano difícil de concretarse, ya que faltarían otros 30 votos para llegar a los 287 diputados necesarios.
LA OPCIÓN DE LA OPOSICIÓN Y LA REFORMA
La oposición, al igual que el 75% de la población francesa, se niega a la reforma jubilatoria que decretó Macron. Allí se impone el retraso de la jubilación de los 62 a los 64 años a partir del año 2030.
Además de esto, los ciudadanos deberán aportar 43 años, en vez de 42, desde el año 2027, para poder recibir una pensión completa por parte del Estado francés.
Los diputados opositores tienen una sola esperanza para aplicar la censura al gobierno de Macron: convencer al partido conservador de “Los Republicanos” y la gran parte de sus bancas. Sin embargo, este escenario se ve imposibilitado tras los dichos de su líder, Eric Clotti, cuando afirmó que no apoyarán ninguna moción.
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