Es un día común y corriente en una casa de Vicente López, pegadita a la General Paz, en el límite norte del conurbano bonaerense con la Ciudad de Buenos Aires. Allí, en el interior del hogar de la familia Salvo, papá Juan juega al truco con sus amigos Favalli, Lucas y Polsky. Su esposa Elena y su hija Martita dan vueltas por ahí. En eso, escuchan la noticia de una gran explosión en el Océano Pacífico, previa a un corte de luz. Cuando se asoman por la ventana ven un espectáculo increíble: una nevada azota la zona. Pero los copos que caen son fosforescentes, y en las calles, al lado de un panorama desolador, se ven cadáveres. Polsky toma la decisión de ir a ver a su familia, pero al salir a la calle muere de inmediato, fulminado por la nieve. En ese momento Favalli, de profesión físico, toma la determinación de construir unos trajes para proteger a los cuerpos de las partículas mortales. Así salen a buscar víveres por una ciudad vacía, y al poco tiempo, en la frontera entre la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal, se dan cuenta de la verdad: la Argentina fue invadida por extraterrestres.
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Este es el comienzo de El Eternauta, una historieta con guión de Héctor Germán Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López, que apareció en las páginas de la desaparecida revista Hora Cero Semanal entre 1957 y 1959. En simultáneo con su aparición, la obra fue saludada de manera unánime como una obra maestra del género, por un sinnúmero de factores. A saber: su universalidad (un ataque extraterrestre), sus locaciones (la ciudad de Buenos Aires y en particular el barrio de Belgrano, con el estadio de River Plate y la avenida Cabildo como centros importantes de la acción), su espíritu aventurero en el marco de una trama de ciencia ficción y, como siempre se encargó de señalar Oesterheld, la construcción de “un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe ‘en grupo’, nunca el héroe individual”.
Una historia así siempre fue más que atractiva para su adaptación en otro formato. El cine fue la respuesta obvia: directores como Adolfo Aristarain y Fernando Solanas coquetearon durante mucho tiempo con la versión fílmica de El Eternauta, pero problemas de costos hicieron que sus proyectos quedaran en la nada. En 2008 la gran Lucrecia Martel anunció que, por fin, iba a rodar la película de El Eternauta. Se llegó a una etapa avanzada de pre producción, pero al año siguiente la salteña se abrió del proyecto por conflictos con la familia Oesterheld. Por otro lado, desde la música, Daniel Melingo siempre coqueteó con un álbum conceptual dedicado al cómic que jamás se llevó a cabo en su totalidad, pero del que sobrevivieron temas como “Nieve mortal” (de su disco H2O de 1995) y “Juan Salvo, El Eternauta” (de Linyera, publicado en 2014).
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Hasta que llegó el 2023, año en el que se confirmó la adaptación audiovisual de El Eternauta. Será en una miniserie alojada en la plataforma de streaming Netflix, con dirección de Bruno Stagnaro (codirector del film Pizza, birra, faso; y director de series como Okupas y Un gallo para Esculapio) y con Ricardo Darín en el papel de Juan Salvo. Martín Oesterheld (nieto de Héctor) estará vinculado al guión, que tendrá producción de K&S Films. En seguida de conocida la noticia del personaje de Darín, las redes sociales estallaron en críticas, por una sencilla razón: el Salvo de Oesterheld era un treintañero, un poco menos de la mitad de la edad actual del protagonista de Argentina, 1985. Asimismo, en medio del hermetismo que rodea a la preproducción de la serie, el actor afirmó en una entrevista con CNN Radio que lo que veremos será “una versión aggiornada que pretende tener un alcance más allá de las fronteras de nuestro país. La serie estará basada en el cómic real, pero hay una nueva versión y estamos todos muy entusiasmados y movilizados”. Esto también puso los pelos de punta de los puristas, que pretenden una adaptación más que fiel de esa historieta que los acompañó toda la vida. El posible lanzamiento de la serie es a mediados de 2024. Desde acá, deseamos con fervor que la fecha sea el 4 de septiembre: el día de la historieta, en honor a la primera aparición, en 1957, de El Eternauta en Hora Cero. Que así sea.
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