Hace dos semanas BORDER reveló que Secretaría General de la Presidencia de la Nación dispuso la compra de una exquisita gama de fiambres y quesos para la Residencia de Olivos y la Casa de Gobierno por 316 millones de pesos para cubrir las picadas de los próximos 6 meses. Sin embargo, en marzo, la misma dependencia habia intentado sin éxito comprar los benditos fiambres lanzando una compulsa de precios con una base de 26 millones.
Fue tal el escándalo generado entonces que el gobierno decidió dar marcha atrás con la compra pero el sideral aumento abre dudas: es 12 meses más que el valor solicitado en marzo cuando la licitación quedó trunca. En pesos la diferencia es de 292 millones.
Si se tratase de una compra corriente de alimento no perecederos o de bienes muebles para la casa ddel Jefe de Estado y la primera dama uno podría suponer que se quedaron sin stock, pero tratandose de una detallada lista de fiambres, es imposible suponer que se están comprando para suplir aquella falta. Digo, nadie puede comer picadas en retroactivo, no?
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La lista solicitada en marzo por la Secretaría de la Nación incluía un extenso listado de alimentos congelados, fiambres, todo tipo de quesos, dulce de leche, nuggets de pollo entre otras cosas.
La compra de 316 millones de pesos publicada en BORDER en exclusiva es casi igual a la de marzo más el agregado de productos para hacer postres, como por ejemplo cremas para batir, frutas congeladas, yogurt, frutos secos, queso tipo mascapone, y dulces de batata y membrillo. ¿Entonces?
Además del agregado de que el Presidente no le estaría ganando la guerra a la inflación, hubo otro percance en este incremento presupuestario para los alimentos, otro motivo por el que en menos en cinco meses los costos se vieron abruptamente incrementados los precios. Desde Casa Rosada se encargaron de argumentar que los costos argumentando que los pedidos cargados al sistema Compr.ar no siempre son exigidos en su totalidad (o sea puede ser que digan con 200 millones para picadas y yogures nos arreglamos) y agregaron que el Estado «sólo paga lo que se consume».
No obstante, la explicación carece de sentido ya que el sistema digital compr.ar establece detalles de cada adquisición del Estado con precisiones de marcas que se encarguen, estimaciones de qué es lo que se va a consumir.
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Desde Casa de Gobierno también detallaron que estas compras no abarcan únicamente al Presidente, su concubina e invitados, sino también a personal administrativo, periodistas , fuerzas de seguridad, granaderos y funcionarios de las Secretarías de Comunicación y Prensa, General, Legal y Técnica y Asuntos Estratégicos. Finalmente añadieron que, estas compras sirven para la elaboración de alimentos en diversos eventos protocolares de la Presidencia.
Pero el motivo real del incremento de esta inusual compra y extensa compra de casi 125 renglones fue que, luego del revuelo y la aclaración que tuvieron que brindar a través de la cuenta oficial del Gobierno, estos dieron marcha atrás con la licitación del mes de marzo dejándola «sin efecto». Es por ello que en el pedido recientemente solicitado los productos no variaron pero sí la cantidad exigida, completando de esta forma el «vacío» que dejó la cancelación de aquel pedido.
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