El día que conocí a Gastón Guerra, el joven de Revolución Federal detenido por el atentado a CFK

Daniel Malnatti nos cuenta cómo conoció al miembro del grupo Revolución Federal detenido este jueves en el marco de la investigación por el atentado de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Quién es Gastón Guerra?
Revolución Federal
Créditos: Revolución Federal
Por: Daniel Malnatti

A Gastón Guerra lo conocí cuando estaba por pegarle a un periodista. Lautaro Maislin, el cronista de C5N, retrocedió de espaldas advertido de esa intención cuando un auto estacionado le puso tope. Quedó regalado. Gastón ya tenía el puño derecho listo para embocarlo y de no haber sido por la intervención de varios periodistas, entre los que me encontraba, le hubiese roto la cara.

Ocurrió durante la asunción en la Casa Rosada del Ministro de Economía, Sergio Massa. No era un día cualquiera: los ánimos estaban al rojo vivo. Hay que recordar que Massa llegó al gobierno en un momento en el que parecía que  la Argentina iba a volver a estrellarse. La breve regencia de Silvina Batakis al frente de la Economía del país nos había dejado otra vez al borde del precipicio.

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Más tarde hablé con Gastón. Entre el momento en el que le quiso romper la cara a Lautaro hasta nuestra charla, el joven había aporreado a los autos de varios de los funcionarios y había roto alguno que otro vidrio. Recuerdo que arranqué la conversación preguntándole si él entendía que lo que había hecho estaba mal. En otros términos, que si sabía que sus actos podrían “ser pasibles de una sanción penal”.

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Gracias a esa pregunta fui trending topic en Twitter por tres días. Me reprocharon falta de empatía y el hecho que le haya preguntado el nombre de pila. Desde mi punto de vista era una aclaración impostergable: si se le da la palabra a una persona a la que todos vieron por tele en flagrante delito, soslayar el hecho era ser cómplice.

Fue gracias a esa entrevista que los mismos que me criticaban conocieron la historia de Gastón. Fue un momento revelador. A través de su testimonio y de su llanto contenido pudimos entender algo más. El mismo muchacho que hacía unos minutos se comportaba como un violento, era en realidad un joven angustiado al borde del desconsuelo.

Era parte de la inmensa mayoría a quienes la interminable crisis económica castiga todos los días. Es “vivir con la soga al cuello de lunes a lunes sin saber lo que vas a comer”, describió. Todos sufren la decadencia del país, pero para un joven del conurbano como él, todo es más doloroso. No sólo cuenta el padecimiento presente, duele más la falta de futuro.

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A pesar de que Gastón estaba visiblemente conmovido, buscó fuerza en sus argumentos y justificó su manera de accionar. “Ese acto (romper autos) es mínimo comparado con lo que están haciendo estas basuras”, dijo señalando a la Casa Rosada. “Abollar un auto es lo menos que podemos hacer hoy en día”, concluyó.

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El jefe de seguridad del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, denunció ante la Policía Metropolitana los daños que Gastón había ocasionado en el auto de la comitiva provincial. Pero Gastón no fue detenido ni demorado por nada de eso. La policía se limitó a anotar sus datos a pedido del fiscal Federico Tropea en un expediente por “averiguación de daños”.

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Pero hoy sí Gastón está detenido, aunque por otro tema. Fue apresado, junto con otros dos referentes de la agrupación Revolución Federal, en la causa en la que se investiga el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner. No está claro el nivel de participación de estos jóvenes en el atentado. Por lo que se sabe sus intervenciones no fueron directas.

Pero haciendo abstracción de estas circunstancias hay algo que podemos verificar y estar absolutamente seguros: la violencia es un espiral descendente. Nada puede justificar la agresión física o verbal. Y algo más: aceptarla, consentirla o tolerarla es ir contra uno mismo: porque tarde o temprano la violencia siempre vuelve.

 

 

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